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por Leyre Miér Feb 22, 2012 3:57 amLa lámpara de tu cuerpo
son tus ojos,
la luz que emana de ellos
como un bosque encendido
para poner su pluma en ellos.
Entre el vuelo y el cielo
lo que nos delimita,
cuando no tiene razón el tiempo
es lo que nunca acaba,
está en todas partes y en ninguna.
Dentro de mi,
el amor nos perpetúa
ocaso que empieza
y en ti termina.
Por tu calle voy
por la mía vengo
y por la otra me adelanto
desvalijando días.
Y todo es breve
al mismo tiempo
como las montañas,
que a fuerza de ternura edificamos
en tu voz cuando suscita el fuego
contemplando a la vida
su deseo.
Cuando pregunto a las calles
son un pueblo sin ti,
un silencio o un ángel
otra forma de existir.
son tus ojos,
la luz que emana de ellos
como un bosque encendido
para poner su pluma en ellos.
Entre el vuelo y el cielo
lo que nos delimita,
cuando no tiene razón el tiempo
es lo que nunca acaba,
está en todas partes y en ninguna.
Dentro de mi,
el amor nos perpetúa
ocaso que empieza
y en ti termina.
Por tu calle voy
por la mía vengo
y por la otra me adelanto
desvalijando días.
Y todo es breve
al mismo tiempo
como las montañas,
que a fuerza de ternura edificamos
en tu voz cuando suscita el fuego
contemplando a la vida
su deseo.
Cuando pregunto a las calles
son un pueblo sin ti,
un silencio o un ángel
otra forma de existir.
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