En la caída, sobre el lodo, en la lumbre, con el codo
en el prisma presagiante hondo y terso de mi ser,
arriba un llano, una palabra, una sonrisa, una anticuada
moda de seráfica substancia que no quiere más querer...
Es la huella, es el silencio es la palabra, lo que a cuestas
se derrumba y vuelve y nace, y nace y vuelve
sobre la honda mirada del despecho de mi ser.
Terso derrama sueño sobre el ala distinguida y fervorosa del querer.
Hundido y llano, en la promesa, en el amparo
de su ciega voz que fragua la soltura de mi ser
se esconde y versa la volátil primorosa y rubicunda
situación del renacer; sobre las vacuas argentinas noches
que se imprimen en mis ojos cual relámpagos de ayer
y en su fonética describen el horizonte de su bruma, cual espiga
cual te nombra enloquecer. Si verde prado en su conjunto
tras la noche de un oblícuo manto que perdura desde el mar
su vano aroma de marino amague sobre el plectro del tenaz
amado márgen que denota su nuevo caudal, y se propone
tras un llanto, tras un verso, tras el doble del reverso
infringir helicoidal, la vida que es inmersa en su llamado
en su menguado anochecer, su claro aroma, su lenguado manantial
y, sobre el alba, se desnuda, se sopesa, se dispone, se amedrenta su canto de piedad…
Su llanto fragua, como la marea la arena dulce
y su ropaje de bandurria, su cosmética centuria
de su alba en soledad... La noche ciega, su murmullo
su cadencia, el renombrar su vano orgullo,
su mirada, que a tientas va hacia el mar,
de su perpleja, su tañido, su vestigio manso de poder
sobre el celeste sueño endulza su febril atardecer,
y en la mañana, su uniforme, su llamado, su distancia al deponer
su vano brillo, su cadencia con ardor de envejecer...
Si sólo quiero en el tinglado de sus muelles
la razón de su querer, sus sanas huellas, sus moradas, sus siluetas
y la pasión en el alma por arder! Su vano brillo, su constancia
su arrebato, que se inundan de un velamen, que en su oscuro y vano trance
anochecen del pelaje del ceñido soliloquio que bramaba tu bondad!
Sus arquetipos, sus sonrisas sus de nuevas maravillas
sus orientes y sus claustros, sus espumas y sus nubes
su candente oro transcurre, sin el alba en la mitad…
Puede su verde corona, inundar al que te implora
y sagaz rendir aurora sobre el claro de un pajar!
Y sentir el raro cauce de su voz en la magnolia
de su brisa y su recato, su fragante verso nato
en la mitad de un beso casto, en la nube de tu amor!
Y sentir el pecho a rato, que acobarda su latido
para ser el enemigo de la sombra de su mal
y volverse hacia su mano, y besar purpúreos labios, como sol en el trigal!
Hoy a las 12:36 am por kin
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