La llamarada

La llamarada

Habría que cuidar bien las palabras,
sentarlas una a una y conversar con todas ellas,
con ésta porque parece demasiado triste,
con aquella por ese aire de altanera.
Habría que decir algunas cosas en silencio,
sólo con miradas, sólo con gestos, sólo
con tomar entre tus manos esa mano
en que esperan tu respuesta y tu destino.
¿Con qué palabras navegar en el misterio,
con qué palabras zarpar desde el puerto de la pena,
desde la hoguera de la rabia, desde el laberinto
de la desesperación y las noches simplemente en vela?
Habría que hablar como lo hacen las estrellas,
eternamente y sin apuro, cayendo
en cada charco como una piedrecilla
que busca el fondo, brillando simplemente
como un faro en las tinieblas, habría
que tener mucho cuidado con todas las palabras,
ninguna quede afuera, ninguna guarde miedo,
ninguna sufra sin consuelo ni confianza.
Habría que empezar a darles rienda, ¿quieres?,
¿vamos? Las palabras, aquí dentro nos esperan,
dentro mío y tuyo nos esperan las palabras.

02 01 12

Dentro se hallan las mejores palabras, aquel lenguaje es el universal compañero