Dramatis Personae
En esta primavera, nada más lindo a la mañana
que el pan en la panadería, tan caliente
difunde todo desayuno en la taza grande ó mediana.
Con dulce y con manteca. Un cliente
decía: “no compren más en esa panadería”
y se dice de boca en boca
crece como la masa en la moldería:
el rumor de que la gente anda medio loca.
La señora ha puesto una rosa rosada
en la oreja de la criada.
Por favor ¡cuántos cuidados tiñen el bello paisaje!
Añaden calor al claro celaje.
Eso sí, denme un suspiro!
que ninguna tijera ha de cortar este hilo.
Entre las sombras se ha de ver, este claro zafiro.
Por favor, aléjenme! no quiero tomar ese tilo.
Me han dicho que Nora
ha pedido prestado.
Tan cálida era la aurora,
pero la nieve ha sudestado.
La última vez que lo vi a Krogstad
andaba desamparado
¿Cuánto dinero ha prestado?
En éste, su sombrero, una limosna otorgad.
La cálida joven que su niño ha hecho principio
a sus padres el amor ha cortejado.
Ha de ser el hogar ahora más amplio
pero lejos de la madre ha ido el amado.
Cómo resarcir en las tinieblas
la tela en los brazos del amor?
Los padres recrean fortalezas
la niña estudiará y será su flor.
Marcos y Sergio del arte son cautivos,
uno de un cuadro, al que le sobran los motivos.
Al otro lo eficiente le indica que no es útil,
pero su brazo con su amigo es gentil.
Sobran los motivos para el arte,
de su tenor Marcos y Sergio, ambos lo comparten;
es en sus ansias un cuadro el estandarte,
sólo la luz, en lo blanco, reparten.
Las lavanderas cantando, aún conversan
no es tenue su voz, y el murmullo
de un río que la luna y su crisálida reservan
en su reflejo espuman el pedregullo.
Sherma oído es a los consejos
y a su sendero camina con orgullo.
Su voz tañe en los espejos
del agua. Siente el corazón suyo.
La convivencia en el Tigre es dificultosa
más si sólo puebla el reparo de la lluvia.
Voces descubiertas, chascos, arrendosa
casucha con goteras, el mate y aún diluvia,
Esther Williams protesta en tres idiomas,
dos amigos con cancha, se comparan…
Pero la noche viene, y las gotas aún celosas:
el humor aunque la lluvia, en el techito se reparan…
En esta fiesta psicodélica
quietos, el amor se hace presente.
Un sanguchito, un bombón, maníes, pista desértica,
la música endulza el aliciente.
-“Un momento, usted, no es que yo lo sienta” -
-“Aquél al que saluda es mi tío en persona”-
El diálogo, la elegancia, la música resuena,
eran aquellos tiempos, los de los años sesenta…
Desaburrirse en el colapso de una noche
es una flecha lanzada a las estrellas.
Las ansias en el regalo de dos es un derroche,
sólo la voz de la noche en las más bellas.
Chinchón, truco, as de espadas,
y los vecinos a la orilla ruidos sueñan,
todo candombe en el juego los dos alan:
los sabores del tiempo a las almohadas…
Familia pobre, rincón en la pedrera
San Petersburgo, estudiante en primavera.
Una palabra, frialdad de la usurera,
solo un jazmín, se tiñe y reverbera.
Un diamante, monedas, rostro, joyas,
la paciencia de un reloj de arena,
un préstamo, un telón hacen las suyas:
Ay corazón, recipiente de mi pena.
La Nona y su pasión por papas fritas
escapa a la imaginación de todo un tango.
En la cocina, azulejos, galletitas
Pero en esta casa no sobra ni un mango.
Chicho piensa, “pochoclos” pa’ su dueña
el Tango en su corazón, él también sueña.
De esta casa, un suspiro a las estrellas,
la luz del alba rocía todas las querellas.
En esta primavera, nada más lindo a la mañana
que el pan en la panadería, tan caliente
difunde todo desayuno en la taza grande ó mediana.
Con dulce y con manteca. Un cliente
decía: “no compren más en esa panadería”
y se dice de boca en boca
crece como la masa en la moldería:
el rumor de que la gente anda medio loca.
La señora ha puesto una rosa rosada
en la oreja de la criada.
Por favor ¡cuántos cuidados tiñen el bello paisaje!
Añaden calor al claro celaje.
Eso sí, denme un suspiro!
que ninguna tijera ha de cortar este hilo.
Entre las sombras se ha de ver, este claro zafiro.
Por favor, aléjenme! no quiero tomar ese tilo.
Me han dicho que Nora
ha pedido prestado.
Tan cálida era la aurora,
pero la nieve ha sudestado.
La última vez que lo vi a Krogstad
andaba desamparado
¿Cuánto dinero ha prestado?
En éste, su sombrero, una limosna otorgad.
La cálida joven que su niño ha hecho principio
a sus padres el amor ha cortejado.
Ha de ser el hogar ahora más amplio
pero lejos de la madre ha ido el amado.
Cómo resarcir en las tinieblas
la tela en los brazos del amor?
Los padres recrean fortalezas
la niña estudiará y será su flor.
Marcos y Sergio del arte son cautivos,
uno de un cuadro, al que le sobran los motivos.
Al otro lo eficiente le indica que no es útil,
pero su brazo con su amigo es gentil.
Sobran los motivos para el arte,
de su tenor Marcos y Sergio, ambos lo comparten;
es en sus ansias un cuadro el estandarte,
sólo la luz, en lo blanco, reparten.
Las lavanderas cantando, aún conversan
no es tenue su voz, y el murmullo
de un río que la luna y su crisálida reservan
en su reflejo espuman el pedregullo.
Sherma oído es a los consejos
y a su sendero camina con orgullo.
Su voz tañe en los espejos
del agua. Siente el corazón suyo.
La convivencia en el Tigre es dificultosa
más si sólo puebla el reparo de la lluvia.
Voces descubiertas, chascos, arrendosa
casucha con goteras, el mate y aún diluvia,
Esther Williams protesta en tres idiomas,
dos amigos con cancha, se comparan…
Pero la noche viene, y las gotas aún celosas:
el humor aunque la lluvia, en el techito se reparan…
En esta fiesta psicodélica
quietos, el amor se hace presente.
Un sanguchito, un bombón, maníes, pista desértica,
la música endulza el aliciente.
-“Un momento, usted, no es que yo lo sienta” -
-“Aquél al que saluda es mi tío en persona”-
El diálogo, la elegancia, la música resuena,
eran aquellos tiempos, los de los años sesenta…
Desaburrirse en el colapso de una noche
es una flecha lanzada a las estrellas.
Las ansias en el regalo de dos es un derroche,
sólo la voz de la noche en las más bellas.
Chinchón, truco, as de espadas,
y los vecinos a la orilla ruidos sueñan,
todo candombe en el juego los dos alan:
los sabores del tiempo a las almohadas…
Familia pobre, rincón en la pedrera
San Petersburgo, estudiante en primavera.
Una palabra, frialdad de la usurera,
solo un jazmín, se tiñe y reverbera.
Un diamante, monedas, rostro, joyas,
la paciencia de un reloj de arena,
un préstamo, un telón hacen las suyas:
Ay corazón, recipiente de mi pena.
La Nona y su pasión por papas fritas
escapa a la imaginación de todo un tango.
En la cocina, azulejos, galletitas
Pero en esta casa no sobra ni un mango.
Chicho piensa, “pochoclos” pa’ su dueña
el Tango en su corazón, él también sueña.
De esta casa, un suspiro a las estrellas,
la luz del alba rocía todas las querellas.
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