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Conectarse
por Abyecto, sutil y tan besado
como rosa en su fulgor dibuja el río
y en el clamor mudable del estío
y a su bandada de amor cae admirado…
De su doble canción sostén murmura
y el doble diapasón placer procura
a su oído que en el doble valimiento
música asembla la virtud del instrumento.
Intento volar pues es frágil mi armadura
esqueleto que en el cielo se purpura
y se embate el albedrío por las noches álgidas
me toman tus labios flores como bridas…
Candente cielo frío en su bóveda temprana
acude en mi rubor, que escandaliza
a sólo su vestigio campo verbaliza
a tus mejillas puras cual ávidas de grana.
Por el dulzor que ciego, nos trae noches tempranas
y a su candor el ruego, espina entre los mares
su sopor y bruma acaudala los lugares
que la joven en la flor asistencia harás, livianas…
De tu centro es frecuente la mullida
que en el vientre de tu abdomen, ida
robas en el intento de la huida
mi joven voz que renuncia a la partida…
De tu abdomen y tu flor, tus piernas ceden ornamento
a la grácil que en fervor hostiga al elemento,
tus manos son fulgor, y pasiva nieve nace
en la joven que admirada puebla y renace.
Asida en tu fulgor, como rosa extravïada
pasiva y de una voz de música temprana
cadencia que al rubor estira alas alada
de una joven que en el Sol mitiga vuelo y gana.
De su juglar, vestigio en el semblante,
a sólo su candor, murmura cual infante.
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