los dedos

los dedos

rozan la piel
como buscando
el hogar deseado

se adentran
exploran
buscan frenéticamente
la humedad
el calor
tu temblor

y te recorro
como el músico a su guitarra
como el sediento al agua
como el moribundo su perdón

tocan
sienten
tiemblan
ante la piel
suave de tu vientre
cuando de
pronto
y de repente
encuentran el
lugar soñado

rodean
penetran
descubren
el manantial
sagrado
de tu sexo
exaltado

y te disfruto
como niño en piñata
como novia en luna de miel
como condenado ante su última cena

y al grito de
tu orgasmo
se dan por satisfecho
corriendo hacia mi boca
con loco frenesí