PARA MI ESTIRPE

Nos encontramos entonces, en este lugar, de la misma raza, con el mismo objetivo... vaya poemazo!

hijo de su zimpazuchitl.... que ya me hacía falta darme un pase de acidez
mi tía ¿qué... a poco se escaparia del sobrino zombie? ja!
desde el hades hasta mi mictlan un beso!!!! poeta!

Este es el primer poema que te leí, apenas conocerte, ¿te acordás?, y con el que me enamoraste perdidamente y para siempre.

Nuestra estirpe es la única, la que ha sobrevivido, la que se ha sieminado pero desaparecido... nuestra estirpe es un legado y una lacra, sé que sabes de lo que hablamos. Besos.

Eco, dije eco y entendiste perfectamente, me das la réplica y me sigues la idea como nadie amiga.

Vaya! Tenemos aquí dos grandes estirpes...¿O es la misma? Buena estirpe esa...Gracias a ella sigue la luz alumbrando este barrio...Bella, muy bella!!!

mi estirpe es la misma,
resguarda por temor
a la inquisición de las mentes
turbadas de mezquindad e hipocresías.
mi estirpe fue perseguida,
torturada y masacrada
por aquellos que tenían miedo
por lo que su lógico cerebro
matemático no entendia.
eh sobrevivido llevando la luz
como tatuaje de esperanza,
a pasado miles de años, ¡oh si cuantos!,
y mi esencia sigue siendo la misma
sigo dejando rosas en los calvarios,
y esgrimo mi espada porque no me resigno,
porque es mi virtud, la que se me ha otorgado.
siempre luchando...


(¿eco me dijiste,no?)

MI ESTIRPE


Mi estirpe es la de locos soñadores y profanos,
Que han vagado por el mundo, siempre ocultos,
Al paso de los siglos resguardando los arcanos,
Que magos y alquimistas disfrazaron en sus cultos.

Mi raza se acompaña de la luna y de los lobos,
protegiendo en los bosques a adeptos iniciándose,
Los pueblos sometidos nos acusan de réprobos,
Al mirarnos pasar se apartan persignándose.

Mi gente se ha reído de señores ilustrados,
Que amoldándose al sistema se hacen cruces,
Como del Santo Oficio los feroces magistrados,
Que a las gentes piadosas han tenido de bruces.

Mi linaje es el mismo de los antiguos sabios
Que han querido borrar derribando pirámides,
Quemando los rollos, despreciables monosabios,
Esgrimiendo argumentos que son dignos de Parménides.

Mi sangre es la sangre que ha sido derramada,
Por las mentes pequeñas de una plebe ignorante
Que al no entender la esfinge se ha sentido humillada,
Como jauría salvaje, enloquecida y delirante.

María de la Paz Reyes Peña