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por Jesús Alexandro Mar Sep 06, 2011 9:41 pm18/mayo/2011
Cuando me preparen para el ataúd, no quiero la boca seria que tienen los muertos, pónganla sonriendo para que sepan que fui feliz.
El cajón dónde me vayan a meter, que sea un cuadro de madera, sin barniz ni adornos, no le pongan almohadas ni sábanas, aunque no lo parezca estaré más cómodo. No metan junto a mí fotos ni recuerdos, mejor un vaso con agua, por si me da sed.
Al hoyo donde me avienten no lo hagan profundo, por si quiero salir. No quiero que me tapen con pétalos o flores; échenme nada más tierra mojada, para estar fresco y preparado cuando me convierta en ella.
En la ceremonia, no recen por mí, que a Dios nada le podré ocultar; no canten ni me lloren, que si suena la melodía del cielo por estarlos atendiendo no la escucharé. Cuando digan unas palabras sean breves, para no aburrirme; no platiquen mentiras, que no fui ni más ni menos que un hombre.
A toda la multitud que se junte ofrézcanle del café y pan que se dará, qué tal si me visita un ángel y es mal atendido… si llega el demonio, también denle, que si me hizo algo es porque lo merecí; que si he de irme al infierno: ¡Qué más da ver a lucifer de una vez!
Y por último, les pido a aquellos que me amaron:
Por favor, no vayan a mi funeral. A ustedes no deseo verles llorar, no quiero sentir sus almas afligidas. Desde donde estén den un beso al cielo, y júrenme cuidar sus almas.
Cuando me preparen para el ataúd, no quiero la boca seria que tienen los muertos, pónganla sonriendo para que sepan que fui feliz.
El cajón dónde me vayan a meter, que sea un cuadro de madera, sin barniz ni adornos, no le pongan almohadas ni sábanas, aunque no lo parezca estaré más cómodo. No metan junto a mí fotos ni recuerdos, mejor un vaso con agua, por si me da sed.
Al hoyo donde me avienten no lo hagan profundo, por si quiero salir. No quiero que me tapen con pétalos o flores; échenme nada más tierra mojada, para estar fresco y preparado cuando me convierta en ella.
En la ceremonia, no recen por mí, que a Dios nada le podré ocultar; no canten ni me lloren, que si suena la melodía del cielo por estarlos atendiendo no la escucharé. Cuando digan unas palabras sean breves, para no aburrirme; no platiquen mentiras, que no fui ni más ni menos que un hombre.
A toda la multitud que se junte ofrézcanle del café y pan que se dará, qué tal si me visita un ángel y es mal atendido… si llega el demonio, también denle, que si me hizo algo es porque lo merecí; que si he de irme al infierno: ¡Qué más da ver a lucifer de una vez!
Y por último, les pido a aquellos que me amaron:
Por favor, no vayan a mi funeral. A ustedes no deseo verles llorar, no quiero sentir sus almas afligidas. Desde donde estén den un beso al cielo, y júrenme cuidar sus almas.
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