CARTA A MI HIJA

CARTA AMI HIJA

Desde hace tiempo el corazón viene cargando un cúmulo de palabras que buscan afanosamente un pergamino donde plasmar su huella inquieta; y creo que éste es el momento más oportuno para descorrer el velo del espacio-tiempo y escribirte esta carta que me dicta el corazón.

Hija mía, la vida toda es una constante lucha, y el campo de batalla está en todas partes: En la cuadra que circunda la casa, en la escuela donde aprendes a diario, en los negocios donde lidian la oferta y la demanda, en los deportes donde hay un vencedor y un vencido, en las cortes donde hay un inocente y un culpable, y en nuestro ser interno donde se libran a cada instante las luchas más decisivas y trascendentales de la vida.

Hoy, con un poco más de madurez, y con un año más en tu existencia estás incursionando allí donde la lucha arrecia, donde no hay descanso ni tiempo para mirar hacia atrás; donde decides si avanzas o te escondes en el anonimato de la mediocridad; donde luchas o te hundes en el fango del miedo y la cobardía.

Pero si bien es cierto que la lucha aumenta, igual de cierto es que tienes las armas necesarias y el entrenamiento adecuado. Recuerda, por lo tanto, los pasos esenciales que pueden evitarte el amargo fracaso, y brindarte por consiguiente, el pedestal del triunfo.

Recuerda reflejar originalidad. Tú eres única en este mundo; no eres copia de nadie; y aunque todo en la sociedad, en la religión, en la economía, en las artes y en la cultura es el resultado de la influencia, permite que sólo el aspecto positivo pueda afectarte, manteniendo hasta donde sea posible originalidad y un estilo propio.

Ya que ningún ser humano puede vivir en soledad absoluta porque fuimos creados como entes sociales, selecciona cuidadosamente a las personas que conforman el círculo de tus amigos. Descarta al perezoso, al extravagante, al que no tiene objetivos honestos en la vida, al que no se compadece del prójimo, al que no respeta ni obedece a sus padres, pues el que hace esto último es porque se ha negado a amar y obedecer a Dios quien es la causa primera y sustentador del universo y de todo lo creado.

Mantén una fe regia e inconmovible en Dios que es inmutable; y en El asegura el ancla del alma; que nada ni nadie pueda moverte de tu fe. Cree para vivir, y vive lo que crees, pues “el justo por su fe vivirá”. El pensamiento de la época, la indiferencia de la ciencia, las ideologías y sus modas no podrán derrumbar el fundamento de tu fe.

Recuerda también que Dios es prioridad en tu vida, y ni tus intereses personales por muy honestos que sean deben ocupar ese lugar. Pues antes del principio Dios ya era, y El debe estar antes de cualquier cosa significativa.

Si recuerdas esto y lo vives, desde hoy serás una persona triunfante, alegre, dinámica y servicial. Y nosotros tus padres estaremos doblemente agradecidos por ti delante de Dios.

Jonathan Mateos

Tú retoño debe estar muy orgullosa compañero por ser tan tierno con ella, así como en su momento con el anterior escrito a tu hijo, abrazos poeta y gracias por compartirlo.

Te sigo leyendo.

KAINA.

Pues hago el esfuerzo de escribir de vez en cuando para ellos. A veces estoy demasiado ocupado escribiendo sobre otros topicos, que me olvido de mi familia, de los mios, mi razon de ser.

Tu comentario es halagador y un aliciente para continuar con los metros poeticos.
Abrazos.