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por Miro tus manos
y mi atención despiertan...
Palidez y ascético color
tienen, como de otoñales hojas.
Años se acumularon en ellas...
Sarmentosas y exangües,
rebelan la lucha intensa
de tus años potentes,
de los combates
que desarrollaste,
día a día, por tu pueblo
y para no dejarte ganar
por la laxitud de una vida
sibarítica, ansiosa
siempre de placeres.
Ellas gesticulan y muestran
todo lo que no manifiesta
tu sereno rostro
que siempre ostenta
una majestad augusta;
sólo la frente muestra
arrugas, surcos
que aró el pensamiento
y tus ojos, estiletes
luminosos, que horadan
la hondura del alma.
Tus manos sagradas
son un poema conciso
con revelaciones excelsas
y de misterio insondable...
Nobles manos verídicas
de ingenuidad llenas
con huellas de diáfana
y pródiga tarea.
¡Benditas tus manos!
El dolor quedó impreso,
rugosas y amarillas
como libro milenario,
narran historias
y cuentan martirio...
y mi atención despiertan...
Palidez y ascético color
tienen, como de otoñales hojas.
Años se acumularon en ellas...
Sarmentosas y exangües,
rebelan la lucha intensa
de tus años potentes,
de los combates
que desarrollaste,
día a día, por tu pueblo
y para no dejarte ganar
por la laxitud de una vida
sibarítica, ansiosa
siempre de placeres.
Ellas gesticulan y muestran
todo lo que no manifiesta
tu sereno rostro
que siempre ostenta
una majestad augusta;
sólo la frente muestra
arrugas, surcos
que aró el pensamiento
y tus ojos, estiletes
luminosos, que horadan
la hondura del alma.
Tus manos sagradas
son un poema conciso
con revelaciones excelsas
y de misterio insondable...
Nobles manos verídicas
de ingenuidad llenas
con huellas de diáfana
y pródiga tarea.
¡Benditas tus manos!
El dolor quedó impreso,
rugosas y amarillas
como libro milenario,
narran historias
y cuentan martirio...
» Desde la ventana
» Por qué, la guerra?
» Tu cuerpo se desviste...
» Déjame unir mi mano con la tuya...
» Tu rostro...
» Memoria de tu luz, cuerpo bohemio...
» Mi ciudad
» Mujer -reclamo tus rosas-