Que gime campo, dorada bruma
y esculpe en su marea aciago resplandor
que en la sábana al licor
de su simpleza recogida abruma
la mística pasión que asoma al estertor.
Fragancia, nombre, si no asta
lluvia de verano en su sabor
gallarda nube casta
Que al ébano el color, cual sombra fugitiva
adviene de la bruma la noche bien nativa
y escoplo en la azalea del menguante lazo
intrépido y mundano, asombro del abrazo
cual dulce copia bella, el jardín y la amapola
cual rubia enamorada vuelta y sola
naciente en el oro fulgente de su Primavera
cual sombra fugitiva era también la cera
Que a sus piernas de fulgor en la marea
la sombra y el fuego de la tea
alcanza a trasnochar en su aliciente
el más oro pudiente, cual brillo incandescente,
la noche de la hirviente, pasión de mi desvelo
que en sombras del pañuelo
acompasa tu ternura
cual brillo de la albura,
Y sostiene el Paraíso, la bóveda en su vientre
cual sombra del silente
extravagario que fluctúa, en Céfiros no silba, ya entre
entre la maleza de sus arcos los más mudos, y de repente:
la sombra más ardiente,
cual sombra del Pegaso, aúna parsimonias
ahora entre sus brazos, ceremonias
de fervor entre sus dunas, somera calma latiente,
Cual muda pues la gente, la sombra, el frenesí
de su calma más alerta, en vagada ceremonia
del oro a la colonia que esparce su colonia
entre mi pecho arruiseñado entre las sombras carmesí
y el cielo del techado, admirador de la simpleza
cual flor de la grandeza
anonada el Circo de sus huellas
y pies descalzos, las más bellas
Heladas botas cristalinas, fuente que despierta de sus huellas
entre la bruma y ellas
campanas de silicio, marea a lo mundano,
del escoplo de la nieve al artesano,
cual sombra del recato
de su hondo pecho
bien beato
y anida entre sus brazos hondo helecho,
Cual sombra quiso, misógina marea
recipiente de la tea,
del ocaso cual fructífera palabra
engancha honda pereza
del sumir la ligereza
de sus labios estremecida la obra
de sus besos,
cual húmedos cerezos
en la boca de mis labios,
cual más pacientes sabios
esperando la riqueza
de su sombra cual verdana
en los labios de su hermana
la silente bruma en sutileza,
que repara el firmamento
de sentir el tegumento
de nacer otra vez de los milagros
cual pacientes soles magros
de sentir vertida sus nupcias voladoras
cuál fríos estambres en óvulos discretos
en el que intrépido tú adoras
con el latir del viento enamorado, y pájaros secretos
entre hojas y admirables poesías
cual frenesí tú las decías
…Y me enloquezco, en el oído de mi amada
a fulgor de la indiscreta rima calculada…
y esculpe en su marea aciago resplandor
que en la sábana al licor
de su simpleza recogida abruma
la mística pasión que asoma al estertor.
Fragancia, nombre, si no asta
lluvia de verano en su sabor
gallarda nube casta
Que al ébano el color, cual sombra fugitiva
adviene de la bruma la noche bien nativa
y escoplo en la azalea del menguante lazo
intrépido y mundano, asombro del abrazo
cual dulce copia bella, el jardín y la amapola
cual rubia enamorada vuelta y sola
naciente en el oro fulgente de su Primavera
cual sombra fugitiva era también la cera
Que a sus piernas de fulgor en la marea
la sombra y el fuego de la tea
alcanza a trasnochar en su aliciente
el más oro pudiente, cual brillo incandescente,
la noche de la hirviente, pasión de mi desvelo
que en sombras del pañuelo
acompasa tu ternura
cual brillo de la albura,
Y sostiene el Paraíso, la bóveda en su vientre
cual sombra del silente
extravagario que fluctúa, en Céfiros no silba, ya entre
entre la maleza de sus arcos los más mudos, y de repente:
la sombra más ardiente,
cual sombra del Pegaso, aúna parsimonias
ahora entre sus brazos, ceremonias
de fervor entre sus dunas, somera calma latiente,
Cual muda pues la gente, la sombra, el frenesí
de su calma más alerta, en vagada ceremonia
del oro a la colonia que esparce su colonia
entre mi pecho arruiseñado entre las sombras carmesí
y el cielo del techado, admirador de la simpleza
cual flor de la grandeza
anonada el Circo de sus huellas
y pies descalzos, las más bellas
Heladas botas cristalinas, fuente que despierta de sus huellas
entre la bruma y ellas
campanas de silicio, marea a lo mundano,
del escoplo de la nieve al artesano,
cual sombra del recato
de su hondo pecho
bien beato
y anida entre sus brazos hondo helecho,
Cual sombra quiso, misógina marea
recipiente de la tea,
del ocaso cual fructífera palabra
engancha honda pereza
del sumir la ligereza
de sus labios estremecida la obra
de sus besos,
cual húmedos cerezos
en la boca de mis labios,
cual más pacientes sabios
esperando la riqueza
de su sombra cual verdana
en los labios de su hermana
la silente bruma en sutileza,
que repara el firmamento
de sentir el tegumento
de nacer otra vez de los milagros
cual pacientes soles magros
de sentir vertida sus nupcias voladoras
cuál fríos estambres en óvulos discretos
en el que intrépido tú adoras
con el latir del viento enamorado, y pájaros secretos
entre hojas y admirables poesías
cual frenesí tú las decías
…Y me enloquezco, en el oído de mi amada
a fulgor de la indiscreta rima calculada…
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