Trémula raíz de donde surge un horizonte entre tus dedos,
abriéndose la noche en la marea de mis versos
perfecta bruma que aciaga no se esconde en ralos y desérticos rubíes
sobre el telar del universo enamorado
de ésta lluvia, de ésta lluvia aquí a mi lado…
Y suave tu pelo fue tras las malezas
de este cardumen de oro acantilado
de un fresco chopo, dulce que, embobado
aliaba la noche la misma fuente de tu lado.
Las mismas palabras eran cual sirenas,
y abrevaderos en la cumbre era tu cintura
cual magnolia esconde una centuria
de hondos claveles en el llano, en el dúctil germen de tus labios.
Cual enclave en el perfume a la azalea de una cierva
que inclina sus ojos en la noche de sus pasos
danubias selvas oyen desde lo que acaso
se funde en amarillo del ocaso…
Bandera de niebla, me urge sin dar prisa
a éste sorteo de palabras en la bruma
ungido arte sin el ala de fortuna,
atiza en el ala tu simiente, y la bandada sueña
cunas...
Porvenir de solo ébano de hielo, en el carmín de la mirada del ocaso
destruye y fermenta el cencerro del silencio
doblegando las campanas del asomo de tus pasos.
Abrupta forma de elocuente tu mirada desasea
la calma de tu solo verso de dúctil parsimonia
en el ébano que acaso trae la ceremonia
de contraer el cielo del asomo a tus pupilas.
Quiera tener el pasajero de tu aroma
el vago frenesí que descubre tu palabra.
abriéndose la noche en la marea de mis versos
perfecta bruma que aciaga no se esconde en ralos y desérticos rubíes
sobre el telar del universo enamorado
de ésta lluvia, de ésta lluvia aquí a mi lado…
Y suave tu pelo fue tras las malezas
de este cardumen de oro acantilado
de un fresco chopo, dulce que, embobado
aliaba la noche la misma fuente de tu lado.
Las mismas palabras eran cual sirenas,
y abrevaderos en la cumbre era tu cintura
cual magnolia esconde una centuria
de hondos claveles en el llano, en el dúctil germen de tus labios.
Cual enclave en el perfume a la azalea de una cierva
que inclina sus ojos en la noche de sus pasos
danubias selvas oyen desde lo que acaso
se funde en amarillo del ocaso…
Bandera de niebla, me urge sin dar prisa
a éste sorteo de palabras en la bruma
ungido arte sin el ala de fortuna,
atiza en el ala tu simiente, y la bandada sueña
cunas...
Porvenir de solo ébano de hielo, en el carmín de la mirada del ocaso
destruye y fermenta el cencerro del silencio
doblegando las campanas del asomo de tus pasos.
Abrupta forma de elocuente tu mirada desasea
la calma de tu solo verso de dúctil parsimonia
en el ébano que acaso trae la ceremonia
de contraer el cielo del asomo a tus pupilas.
Quiera tener el pasajero de tu aroma
el vago frenesí que descubre tu palabra.
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