Cuando estas palabras lleguen a tu oído
en forma de versos o como simples susurros
que arrastre el viento.
Para ese entonces mi promesa ya habré cumplido.
¡Ya habré dado muerte a mi corazón y a lo que siento!
Si bien mujer, roce el veneno; no llegue a beberlo
Cariño, yo busque tu amor; pero no logre tenerlo...
Pero en mi alma quedo la dosis justa,
para causarme el dolor que me causa
que no me da descanso, tregua ni pausa.
Mas tú no te preocupes, cada vez duele más que antes.
Este, mi dolor, dulce y amargo es de esos dolores
que le gustan al corazón, que disfruta sufrir mal de amores…
Mas no te preocupes que aunque duela, congele
descueza y queme;
No mata y sé que terminara, más tarde que temprano.
Aunque me deje con el corazón en la mano.
Tu, sigue como antes, con tu camino;
Yo desviare mi rumbo y buscare nuevo destino.
Toma, por lo mucho que te quiero, para que te ilumines te regalo mi luz.
Yo… yo he de cargar en silencio de mi dolor la gélida cruz.
Algún día ya no estaré ni en el mas vago rincón.
Si es que algún día estuve en tu alma o en tu corazón
y mis palabras serán solo eso, no tendrán emoción.
Serán solo dibujos en un papel; un simple poema.
Mujer la estima no es lo mismo que el querer…
y si quererte como te quiero significa rendirme y perder.
Me rindo…
¡Aunque eso sea más duro y difícil de lo que pueda parecer!
Dedicado a Millaray Carmona Saez
en forma de versos o como simples susurros
que arrastre el viento.
Para ese entonces mi promesa ya habré cumplido.
¡Ya habré dado muerte a mi corazón y a lo que siento!
Si bien mujer, roce el veneno; no llegue a beberlo
Cariño, yo busque tu amor; pero no logre tenerlo...
Pero en mi alma quedo la dosis justa,
para causarme el dolor que me causa
que no me da descanso, tregua ni pausa.
Mas tú no te preocupes, cada vez duele más que antes.
Este, mi dolor, dulce y amargo es de esos dolores
que le gustan al corazón, que disfruta sufrir mal de amores…
Mas no te preocupes que aunque duela, congele
descueza y queme;
No mata y sé que terminara, más tarde que temprano.
Aunque me deje con el corazón en la mano.
Tu, sigue como antes, con tu camino;
Yo desviare mi rumbo y buscare nuevo destino.
Toma, por lo mucho que te quiero, para que te ilumines te regalo mi luz.
Yo… yo he de cargar en silencio de mi dolor la gélida cruz.
Algún día ya no estaré ni en el mas vago rincón.
Si es que algún día estuve en tu alma o en tu corazón
y mis palabras serán solo eso, no tendrán emoción.
Serán solo dibujos en un papel; un simple poema.
Mujer la estima no es lo mismo que el querer…
y si quererte como te quiero significa rendirme y perder.
Me rindo…
¡Aunque eso sea más duro y difícil de lo que pueda parecer!
Dedicado a Millaray Carmona Saez
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