con la pasión de mi claustro, los dos soles
que en el silencio de tu andar con llanos carros
elevan mi suspirar atado a tus cencerros.
Conspicuo declinar de vagos paraísos
que se funden al andar por tus dos pisos
del velero que anonada la bruma y no te encierra
las solas penas, que devanan a la sierra.
Altiva desnudez y canto proceloso
del sumido cristal, cristal naciente
del oro del dial, oro pudiente
del vano del cristal, dormido oso.
Del sol arremetida la constancia
del veraniego astro que circunda la mirada
del sólo frenesí porque existo, porque escancia
de la vital bebida, la bebida enamorada!
Del sueño del registro que, en la albura
cantinela es a tu sola figura
como un cisne en el telar de tu cultura
añade lana al coser de tu moldura.
Y en el estrago de sentir el caramelo
de las alas tocar el terciopelo
dócil eras alas y silbido del pañuelo
bandera eras arreada y volando era tu pelo.
Describía todo del oriente que extinguía,
al sol era un pegaso que al sol lo perseguía!
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