Cual admiración la música más suave,
acierto que en el agua se conmueve,
la tersa luna del alba no se lleve
la ola que en tus pies se mueve…
Cual espejo no vislumbra ni se atina
la descalza ilusión del firmamento
a desearte por tan sólo un momento
ó las hebras que enlazas a tu endrina
palabra cual endulces del milagro
la amplia soledad es pan amargo
que se aquietan en tus mieles la belleza
de sentir tan dulces tu solo en la proeza…
Del letargo es canto nemoroso una mañana
de sentir el júbilo que mueve
las alas de la nieve
y el canto, una manzana
en la sólida estrechez del vago aliento
que murmura el elemento
que aquietas en las horas más distantes
cual oro frenesí cual noche de diamantes,
las solas causas que enmudecen vespertinas
los agravios de las luces más despiertas
que se enlucen en los claustros desiguales
como oro en la luz vergeles tales…
Y se acopian en vaga epifanía,
la doncella que en el áurea es mía
cual sesgo que aminora el paso leve
la virtud de tus pasos de nieve.
Y se esconden en bravíos arreboles
la distancia de fulgir cual soles
amianto poderoso el sol alado
cual ébano pintado
y cruje el roble, la memoria de tus fauces
como el álamo plateado
de un hombre enamorado,
que en las aguas la pereza
de sentir la ligereza
de tus labios,
fue encontrar más dulces sabios.
Elocuente cual sentir el vuelo de palomas
sentir tu beso corazón que tomas…
acierto que en el agua se conmueve,
la tersa luna del alba no se lleve
la ola que en tus pies se mueve…
Cual espejo no vislumbra ni se atina
la descalza ilusión del firmamento
a desearte por tan sólo un momento
ó las hebras que enlazas a tu endrina
palabra cual endulces del milagro
la amplia soledad es pan amargo
que se aquietan en tus mieles la belleza
de sentir tan dulces tu solo en la proeza…
Del letargo es canto nemoroso una mañana
de sentir el júbilo que mueve
las alas de la nieve
y el canto, una manzana
en la sólida estrechez del vago aliento
que murmura el elemento
que aquietas en las horas más distantes
cual oro frenesí cual noche de diamantes,
las solas causas que enmudecen vespertinas
los agravios de las luces más despiertas
que se enlucen en los claustros desiguales
como oro en la luz vergeles tales…
Y se acopian en vaga epifanía,
la doncella que en el áurea es mía
cual sesgo que aminora el paso leve
la virtud de tus pasos de nieve.
Y se esconden en bravíos arreboles
la distancia de fulgir cual soles
amianto poderoso el sol alado
cual ébano pintado
y cruje el roble, la memoria de tus fauces
como el álamo plateado
de un hombre enamorado,
que en las aguas la pereza
de sentir la ligereza
de tus labios,
fue encontrar más dulces sabios.
Elocuente cual sentir el vuelo de palomas
sentir tu beso corazón que tomas…
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