¿Es ésta la noche que clausuró la epifanía de mi rostro
cual lúdica templanza la diadema desmembrada
de un solo murmullo la cadena enamorada
entre sílabas y estrellas en el viento de mi astro?
No nocturno la llave del vaivén de mi desierto
es la sola voz que acaudala la justicia
de éste corazón que en el acierto
a su doncella la bruma vitalicia
de un solo eco cual noche no menguante la luna
escribe con verdades las edades de la jungla,
que en la noche sempiterna la figura ninguna
estremece música cual ébano la tecla;
y el morador de la taberna entre brazos soñadores
hace escoplo de los labios de una sílaba desnuda:
cual noche sempiterna la gracia no descuida
de una larga bebida los vanos dolores,
que entre bermellones rojos y amarillos
pinta la selvática forma de las mieles,
y entre fuegos y robles y cerillos
nupciales perlas de sudor son los laureles
que en la boca de mi doncella enamorada
niega la azabache parcela desmembrada
de la noche y las estrellas su quebranto
las sílabas de mi nombre entre sus labios
y la lengua de su miel es fuerte tanto
que blasfema la luna sus claros y sus cambios.
Estrellada no es más que el sendero de la noche cual abriga
responder la sempiterna bruma de la gracia de mi amiga.
cual lúdica templanza la diadema desmembrada
de un solo murmullo la cadena enamorada
entre sílabas y estrellas en el viento de mi astro?
No nocturno la llave del vaivén de mi desierto
es la sola voz que acaudala la justicia
de éste corazón que en el acierto
a su doncella la bruma vitalicia
de un solo eco cual noche no menguante la luna
escribe con verdades las edades de la jungla,
que en la noche sempiterna la figura ninguna
estremece música cual ébano la tecla;
y el morador de la taberna entre brazos soñadores
hace escoplo de los labios de una sílaba desnuda:
cual noche sempiterna la gracia no descuida
de una larga bebida los vanos dolores,
que entre bermellones rojos y amarillos
pinta la selvática forma de las mieles,
y entre fuegos y robles y cerillos
nupciales perlas de sudor son los laureles
que en la boca de mi doncella enamorada
niega la azabache parcela desmembrada
de la noche y las estrellas su quebranto
las sílabas de mi nombre entre sus labios
y la lengua de su miel es fuerte tanto
que blasfema la luna sus claros y sus cambios.
Estrellada no es más que el sendero de la noche cual abriga
responder la sempiterna bruma de la gracia de mi amiga.
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