Cual la ventura de tus ojos celestes,
azules cual llama púrpura,
de engaño dormidos tus párpados recuestes,
a sombra y cielo y pupila que fulgura
tu negro instante la noche dura
por sobre la mirada, a sombra y cielo abierto,
la dulzura del concierto
que tus ojos inaugura…
Frente a tus cielos, navíos atesora
el ultraje de los mares de verde cantimplora
cuyo vándalo asedia loca testa de la aurora,
sitiar al desamparo orillando su mesura…
Y en silencio, al desconcierto otrora canto endeble
compagina del albor la risueña sombra pueble,
y el instante cïego alcanza las orillas de un relámpago
sitiando al verde mar con el cardumen de un náufrago…
Estilo cabe al verse, nutrida sombra engaña
del fulgor que sobre el alba nativa verde espada,
caliginosa y esbelta, oriunda de la saña,
donde cabe su sudor lo dormido de la amada,
y en instantes de su süelo, hace ahínco la gaviota
que supura vendavales con acierto pertinente,
y hace oprobio de la luna, en tus ojos, agota
la lumbrera de las sales, y las sales del presente…
Puede el cántaro preciso, hacer náyade de pluma
donde concierta mirada la dulzura de tu boca
y en tu pluma desagota, tinta a gota toda suma
cuyo ardör es el secreto que a mi vista troca…
Era el dulce el apego que la substancia perdura
el atisbo a mi locura, que perfuma mi mañana,
y en tu silencio, cercana, ha visto tu cintura
acercar a los cielos los colores que ella emana…
De tus ojos, son, pues, nativos y soles, albergues
que reducían palomas tras el cielo de tus ojos
en cuyo adarme sosiego, ha visto que yergues
la premura de los mares con la sombra a tus antojos…
Y es que el cielo ama, de la rüina al vendaval,
histérica voz que no alada, hace acopio estival
de la sombra murmurada que hace cielo tu antifaz,
para vestir la locura que enaltece toda faz…
Es que mis ojos perduran, ante el tiempo una promesa
de vestir escandalosas esmeraldas, mi refugio
donde esperar tu artilugio, y vestir de cuya artesa
nacarada no regresa, pero diluvia en tu efugio…
Así mi voz hace adarme de cuyo cielo aún embargo
solícita füente, archipiélago donde el mar es un asombro
por donde se escapa mi hombro, lentitud a mi letargo
cuyo vestido es la aurora y los cielos de mi escombro…
Voces de distancia aladas, entre promesas dormidas,
desnudas y consabidas de hermosura angelical,
desnudo canto prohibido, de doncella fluvial
que desata mis latidos y es Sirena de vidas…
Palabra a tu toque no diera, la palabra único fin
resguardado de mi aliento, la sandalia rüin
que se esboza de tu sombra, en la sombra de tu huella
y hace cielo de tus ojos, con mi única querella…
Palabras hermosas, fecundas aciagas, deslices
de palabras y sombras delgadas, perduran
sobre el ébano de la flor, y la cumbre de tus íbices,
donde allanan verdor, los dolores que apresuran,
y se gozan los matices, en la luz de tu mirada
cual esbirro, bienamada! Al tenor de tu sonrisa,
cuando encuentra la caliza, agotada morada
donde sueña tu baluarte hecho eco de la prisa…
Al desnudo canta un cerro, que es el viento descalzo,
por donde pasea tu voz, y descubre sombra en alto,
al rubor de los cipreses, y en la sombra del cobalto
hace cielo tu mirada, en la luz de tu cadalso…
Porque mis ojos perduran, y aciagos cuestan al verte
sonreír en mi morada, y en mi ruina sólo ciegan
la palabra de tus labios en el beso que despierte
de tus besos confrontados con los labios que legan…
Son tus ojos la marea, y la espuma canta al cielo,
tu desnudo clamor duele en la espina de mi suelo…
azules cual llama púrpura,
de engaño dormidos tus párpados recuestes,
a sombra y cielo y pupila que fulgura
tu negro instante la noche dura
por sobre la mirada, a sombra y cielo abierto,
la dulzura del concierto
que tus ojos inaugura…
Frente a tus cielos, navíos atesora
el ultraje de los mares de verde cantimplora
cuyo vándalo asedia loca testa de la aurora,
sitiar al desamparo orillando su mesura…
Y en silencio, al desconcierto otrora canto endeble
compagina del albor la risueña sombra pueble,
y el instante cïego alcanza las orillas de un relámpago
sitiando al verde mar con el cardumen de un náufrago…
Estilo cabe al verse, nutrida sombra engaña
del fulgor que sobre el alba nativa verde espada,
caliginosa y esbelta, oriunda de la saña,
donde cabe su sudor lo dormido de la amada,
y en instantes de su süelo, hace ahínco la gaviota
que supura vendavales con acierto pertinente,
y hace oprobio de la luna, en tus ojos, agota
la lumbrera de las sales, y las sales del presente…
Puede el cántaro preciso, hacer náyade de pluma
donde concierta mirada la dulzura de tu boca
y en tu pluma desagota, tinta a gota toda suma
cuyo ardör es el secreto que a mi vista troca…
Era el dulce el apego que la substancia perdura
el atisbo a mi locura, que perfuma mi mañana,
y en tu silencio, cercana, ha visto tu cintura
acercar a los cielos los colores que ella emana…
De tus ojos, son, pues, nativos y soles, albergues
que reducían palomas tras el cielo de tus ojos
en cuyo adarme sosiego, ha visto que yergues
la premura de los mares con la sombra a tus antojos…
Y es que el cielo ama, de la rüina al vendaval,
histérica voz que no alada, hace acopio estival
de la sombra murmurada que hace cielo tu antifaz,
para vestir la locura que enaltece toda faz…
Es que mis ojos perduran, ante el tiempo una promesa
de vestir escandalosas esmeraldas, mi refugio
donde esperar tu artilugio, y vestir de cuya artesa
nacarada no regresa, pero diluvia en tu efugio…
Así mi voz hace adarme de cuyo cielo aún embargo
solícita füente, archipiélago donde el mar es un asombro
por donde se escapa mi hombro, lentitud a mi letargo
cuyo vestido es la aurora y los cielos de mi escombro…
Voces de distancia aladas, entre promesas dormidas,
desnudas y consabidas de hermosura angelical,
desnudo canto prohibido, de doncella fluvial
que desata mis latidos y es Sirena de vidas…
Palabra a tu toque no diera, la palabra único fin
resguardado de mi aliento, la sandalia rüin
que se esboza de tu sombra, en la sombra de tu huella
y hace cielo de tus ojos, con mi única querella…
Palabras hermosas, fecundas aciagas, deslices
de palabras y sombras delgadas, perduran
sobre el ébano de la flor, y la cumbre de tus íbices,
donde allanan verdor, los dolores que apresuran,
y se gozan los matices, en la luz de tu mirada
cual esbirro, bienamada! Al tenor de tu sonrisa,
cuando encuentra la caliza, agotada morada
donde sueña tu baluarte hecho eco de la prisa…
Al desnudo canta un cerro, que es el viento descalzo,
por donde pasea tu voz, y descubre sombra en alto,
al rubor de los cipreses, y en la sombra del cobalto
hace cielo tu mirada, en la luz de tu cadalso…
Porque mis ojos perduran, y aciagos cuestan al verte
sonreír en mi morada, y en mi ruina sólo ciegan
la palabra de tus labios en el beso que despierte
de tus besos confrontados con los labios que legan…
Son tus ojos la marea, y la espuma canta al cielo,
tu desnudo clamor duele en la espina de mi suelo…
Última edición por caminandobajolalluvia el Miér Abr 09, 2014 4:01 am, editado 1 vez
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