Rezurce un ágata precisa el brillo de tus ojos
inmersa en mi debacle, sortilegio de la espuma
donde agracia tu pie en suma, y es perla nacarada
la voz de tu mirada y el soplo de las hojas…
Movida por el llano, en dóciles amarras
las velas de mi amor son lienzos sin espadas
y arremete tu fulgor la muralla de tus hebras
donde ensancha mi vigor el viento a tus espaldas…
Ocio al arte diera, la voz de mis guitarras,
aleves, dóciles, descalzas, cual brillo en el derrame
tu pie inflame el hielo de su goce,
y tu horma se desluce, en llanto, en efímeras bandadas
que zozobran mis laúdes, en sinérgicas heladas
de tu sombra en las virtudes,
halladas cual un brío no te duerma en alegato
ardor de mi zapato hundido entre miradas…
Se vuelan cofradías halladas en la espuma
y desluce atardeceres llameando las banderas
del soplo helado a primaveras
y la nieve de su goce no prepara,
el aliciente de mi voz, que el fuego amara…
Llama el ardid del sol a vuestra espada luce
gentío en arrebol nacido para darme
estoque en la fruición cebada mientras goce
Efímero dosel que espuma tronce a tu risueña
levada en altivez en estandarte de miradas
tenues de aleves llantos que quemaran mi alma
en dóciles espuelas nacaradas y última la falda...
que vestía mi ojo en el derrumbe de tus piernas
y asombra en altiva, muda, elocuencia a los cristales
efímeros de mi alma, sombra en pedregales…
Tan azules cual despeñas el roce a sus carbunclos…
Helados goces maniatados de voz en lentos cauces
dormidos a arrebol, donde zurce el mismo paño
la luenga escarcha que la misma plata en flor
eleva en su cordel la misma espuma en goce
aleve de su llanto nacarada esboce
lento matiz de oro, su escarlata, la odisea
de su espuma en perlas llueve, cual magenta diosa hebrea…
Y en la misma flor, engaño, cual pincel es al poeta
tan rústico el pintor, cual extasiada saeta
de doble ruiseñor descubre primogénita belleza
desluce ojos de laureles de plata
donde anidan los destellos que deslumbra la escarlata
helada de tu mano, en la danza tu pie helado
cual confronta bienamado goce sueño vado…
Hechiza el sortilegio de tus ojos tus pupilas
cual gozan los rubíes en penumbras nacaradas
los ardores de las mismas pisadas
que el enebro de tu risa alumbra soledades
y exaspera la risueña y trunca hallada
desafío de cristales inmersa en llamaradas
para vestir pisadas, de tu vientre enamorada…
Casi siempre acecho en soledad de mi navío,
la dulzura de tus ojos, que brilla en el estío…
inmersa en mi debacle, sortilegio de la espuma
donde agracia tu pie en suma, y es perla nacarada
la voz de tu mirada y el soplo de las hojas…
Movida por el llano, en dóciles amarras
las velas de mi amor son lienzos sin espadas
y arremete tu fulgor la muralla de tus hebras
donde ensancha mi vigor el viento a tus espaldas…
Ocio al arte diera, la voz de mis guitarras,
aleves, dóciles, descalzas, cual brillo en el derrame
tu pie inflame el hielo de su goce,
y tu horma se desluce, en llanto, en efímeras bandadas
que zozobran mis laúdes, en sinérgicas heladas
de tu sombra en las virtudes,
halladas cual un brío no te duerma en alegato
ardor de mi zapato hundido entre miradas…
Se vuelan cofradías halladas en la espuma
y desluce atardeceres llameando las banderas
del soplo helado a primaveras
y la nieve de su goce no prepara,
el aliciente de mi voz, que el fuego amara…
Llama el ardid del sol a vuestra espada luce
gentío en arrebol nacido para darme
estoque en la fruición cebada mientras goce
Efímero dosel que espuma tronce a tu risueña
levada en altivez en estandarte de miradas
tenues de aleves llantos que quemaran mi alma
en dóciles espuelas nacaradas y última la falda...
que vestía mi ojo en el derrumbe de tus piernas
y asombra en altiva, muda, elocuencia a los cristales
efímeros de mi alma, sombra en pedregales…
Tan azules cual despeñas el roce a sus carbunclos…
Helados goces maniatados de voz en lentos cauces
dormidos a arrebol, donde zurce el mismo paño
la luenga escarcha que la misma plata en flor
eleva en su cordel la misma espuma en goce
aleve de su llanto nacarada esboce
lento matiz de oro, su escarlata, la odisea
de su espuma en perlas llueve, cual magenta diosa hebrea…
Y en la misma flor, engaño, cual pincel es al poeta
tan rústico el pintor, cual extasiada saeta
de doble ruiseñor descubre primogénita belleza
desluce ojos de laureles de plata
donde anidan los destellos que deslumbra la escarlata
helada de tu mano, en la danza tu pie helado
cual confronta bienamado goce sueño vado…
Hechiza el sortilegio de tus ojos tus pupilas
cual gozan los rubíes en penumbras nacaradas
los ardores de las mismas pisadas
que el enebro de tu risa alumbra soledades
y exaspera la risueña y trunca hallada
desafío de cristales inmersa en llamaradas
para vestir pisadas, de tu vientre enamorada…
Casi siempre acecho en soledad de mi navío,
la dulzura de tus ojos, que brilla en el estío…
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