quiero intentar
ser una más entre ellos.
Una más entre mil.
Quizás entonces allí,
aprenderé habitar entre la memoria
de estos interminables muros de odios.
Aprenderé,temblando, pero aprenderé .
Tiritando, no dejando de temblar
dentro de esta lágrima ...
de la que se inclina con respetuoso saludo
ante su inevitable muerte,
humedeciéndo
corazón y alma.
A esperarte, aprenderé
a ese color morado de tu soledad inacabada
y permanecer desnuda como rosa
que nunca fué entendida en Otoño (cruel visitante de hierro negro).
Yo lo aprenderé
desde este aire ,
de este cuarto,
detrás de estas monedas de cobre,
en lo más profundo del inmenso bosque
que constuistes con tus manos
de olorosas naranjas a paz.
Intermintentes sílabas desde Atocha
que se deslizan todos los 11 de Marzo
de este diario
con una pasión irremediable.
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