Mis ojos tienen en el silencio…
Mis ojos tienen en el silencio, tus lágrimas vertidas
y aclaran como un náufrago en las horas que cavilan;
su rostro ya las enmudece, como adornos de zafiro,
que nombran los laúdes, que de ti, palidecen…
Mis ojos
sueñan el destello
de tu fugaz arrebato:
en el golpe idéntico a los mares que me asemblan,
para latir la promesa más desnuda
de la noche,
y embeber las guitarras, que de ti
hacen proeza…
En el alba canto ciego, bajo tu bautismo
el silencio de tu ego
que nombra mi egoísmo
tan distinto, tan nocturno, como aquélla velada
que no dieron tus ojos, al perfume de mi amada…
Son mis artes perfumes, que la gloria de tus labios
enmudece tras el beso
solimán de mi regreso:
en la cumbre de tus horas, que devana tuyo al mismo
apogeo de mis artes, en desnudo altruismo…
Mirada enseña de tus bucles, irisando la fecunda
llamarada de mis besos, como labios que despojan
en el arte de tu boca, tan desnuda y humedece
como el nombre de tu boca, con el arte de mi forja…
Eres cielo que cavila
tras la noche que doblega
el silencio de amapola
tras el arte que venera:
en la noche, tu silencio
en la vuelta, estima cunas
que la gloria de tus labios, horizonte das al celo…
Mi distancia
me es discordia,
a la voz de tu llamada,
en el eco de mis fauces, golondrinas aceradas,
que no nublan mi sendero,
y no embotan las pisadas,
con el arte de tu esmero
son halladas las miradas…
Mi silencio entona al irse, el perfume de tus besos
en los labios que no llevan el conforme paroxismo
de la sombra de sí mismo, en la nube que celebran
de tus labios, las miradas, de los artes, mi bandera…
En ti, la noche cae,
tras el higo permanente
que fluctúa solamente
para ver mi sombra irse,
tan desnuda del silencio
que no lleva de tu boca,
-en el trébol yace el habla-
donde anida con su furia.
Eres pasto en la fragancia del rocío
que mundano arde en seco
doblegando los acordes, de mi música de eco
en los labios, tu guitarra
se perfuma de mi labio
ultimando mi resabio, a la gloria
en tu fragancia…
Eres nimbo de tu Ángel,
eres canto en pedregal,
con la lluvia a mi dorsal
estima de tambores:
eres Canto en madrigal,
eres tu silencio en flores
eres alba a mis dolores,
y el ardor de mi maizal…
No contesto al aire sombras, que me aíslen de tu tacto
cual perfume, me dilato, entre tu Voz y la Aurora,
eres calma en mis lamentos,
y pasión a la deshora,
de mis júbilos: intentos,
de tu boca, cantimplora…
Eres mi sed en orgullo, que arremete en el olvido
todos sus poemas,
y en la Música, latido
eres arte de mi sombra, y laúd que esbelto labra
con el aire de tu música,
la Pasión que me engalana…
Viertes sueño tras el arte, idéntica a mañanas,
en un coro anocheciendo, en frescura de tormenta,
que no vuela macilenta
y se siente dentro de tu aire
en la voz de tu perfume, y el destino que me lleva…
Mis ojos son de tu boca
mi boca es de tu aire
la música así lo inquiere
en tus fauces trovadoras
del silencio de mis penas
donde aguarda mi desaire,
a buscar en tus amores
la bandera de mis penas…
…Para oírse de tus flores,
que soy yo, si en las arenas
donosura de mi roble, busca el cielo
en tus estrellas,
-y hundo ciegas mis raíces- que se mojan
en la Tierra…
Mis ojos tienen en el silencio, tus lágrimas vertidas
y aclaran como un náufrago en las horas que cavilan;
su rostro ya las enmudece, como adornos de zafiro,
que nombran los laúdes, que de ti, palidecen…
Mis ojos
sueñan el destello
de tu fugaz arrebato:
en el golpe idéntico a los mares que me asemblan,
para latir la promesa más desnuda
de la noche,
y embeber las guitarras, que de ti
hacen proeza…
En el alba canto ciego, bajo tu bautismo
el silencio de tu ego
que nombra mi egoísmo
tan distinto, tan nocturno, como aquélla velada
que no dieron tus ojos, al perfume de mi amada…
Son mis artes perfumes, que la gloria de tus labios
enmudece tras el beso
solimán de mi regreso:
en la cumbre de tus horas, que devana tuyo al mismo
apogeo de mis artes, en desnudo altruismo…
Mirada enseña de tus bucles, irisando la fecunda
llamarada de mis besos, como labios que despojan
en el arte de tu boca, tan desnuda y humedece
como el nombre de tu boca, con el arte de mi forja…
Eres cielo que cavila
tras la noche que doblega
el silencio de amapola
tras el arte que venera:
en la noche, tu silencio
en la vuelta, estima cunas
que la gloria de tus labios, horizonte das al celo…
Mi distancia
me es discordia,
a la voz de tu llamada,
en el eco de mis fauces, golondrinas aceradas,
que no nublan mi sendero,
y no embotan las pisadas,
con el arte de tu esmero
son halladas las miradas…
Mi silencio entona al irse, el perfume de tus besos
en los labios que no llevan el conforme paroxismo
de la sombra de sí mismo, en la nube que celebran
de tus labios, las miradas, de los artes, mi bandera…
En ti, la noche cae,
tras el higo permanente
que fluctúa solamente
para ver mi sombra irse,
tan desnuda del silencio
que no lleva de tu boca,
-en el trébol yace el habla-
donde anida con su furia.
Eres pasto en la fragancia del rocío
que mundano arde en seco
doblegando los acordes, de mi música de eco
en los labios, tu guitarra
se perfuma de mi labio
ultimando mi resabio, a la gloria
en tu fragancia…
Eres nimbo de tu Ángel,
eres canto en pedregal,
con la lluvia a mi dorsal
estima de tambores:
eres Canto en madrigal,
eres tu silencio en flores
eres alba a mis dolores,
y el ardor de mi maizal…
No contesto al aire sombras, que me aíslen de tu tacto
cual perfume, me dilato, entre tu Voz y la Aurora,
eres calma en mis lamentos,
y pasión a la deshora,
de mis júbilos: intentos,
de tu boca, cantimplora…
Eres mi sed en orgullo, que arremete en el olvido
todos sus poemas,
y en la Música, latido
eres arte de mi sombra, y laúd que esbelto labra
con el aire de tu música,
la Pasión que me engalana…
Viertes sueño tras el arte, idéntica a mañanas,
en un coro anocheciendo, en frescura de tormenta,
que no vuela macilenta
y se siente dentro de tu aire
en la voz de tu perfume, y el destino que me lleva…
Mis ojos son de tu boca
mi boca es de tu aire
la música así lo inquiere
en tus fauces trovadoras
del silencio de mis penas
donde aguarda mi desaire,
a buscar en tus amores
la bandera de mis penas…
…Para oírse de tus flores,
que soy yo, si en las arenas
donosura de mi roble, busca el cielo
en tus estrellas,
-y hundo ciegas mis raíces- que se mojan
en la Tierra…
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