SEÑORA JUSTICIA.
Un disparó al cielo,
para celebrar la pobreza,
que luce mi mesa.
Un disparó al cielo,
para celebrar la miseria,
que luce mi esfuerzo,
ante un salario.
Un aplauso al presidente,
grita como un demente,
la reforma más grande.
Dios quiera no ande,
en era época de cambio,
porque nada es mío,
tendría que pagar más,
por en aire que respiro.
Miro
y veo a la sombra rapaz,
como roba y mata mis sueños,
se creen dueños,
de mi libertad,
me ponen mordaza
y se dan golpes de pecho.
Yo maltrecho,
herido en mi humanidad,
soy el trofeo de está caza.
Justicia,
clama mi voz,
que es oprimida,
por el homicida,
hoy llamada policía.
Condenado estoy,
por la hoz,
de la ignorancia e inseguridad.
Una flor
al secuestrado,
que es asesinado.
Una flor
al estudiante,
que pasea en un salón de clases.
Dios perdone mi torpeza
y mi poca fé,
el maestro
es sinónimo de pereza,
es el que menos trabaja
y es el que más gana.
Mis bolsillos están rotos,
mis pies están partidos,
de tanto caminar.
Mi voz está cansada,
de tanto gritar.
Me refugie en un altar,
para ver,
sí dios me podía oír,
pero dios,
se fue a dormir.
Me escucho el diablo,
que con palabras de oro bel,
violó mi intimidad,
perdí la inocencia
la mentira,
es el pan de cada día.
Señora libertad,
donde te puedo encontrar,
señora justicia,
ya estoy cansado,
de ser humillado.
Educación,
derecho de la humanidad,
clama mi pueblo.
Fé,
nunca te olvides
que existo yo.
Autor Alejandro García Hernández.
Su amigo angelsinparaíso
Un disparó al cielo,
para celebrar la pobreza,
que luce mi mesa.
Un disparó al cielo,
para celebrar la miseria,
que luce mi esfuerzo,
ante un salario.
Un aplauso al presidente,
grita como un demente,
la reforma más grande.
Dios quiera no ande,
en era época de cambio,
porque nada es mío,
tendría que pagar más,
por en aire que respiro.
Miro
y veo a la sombra rapaz,
como roba y mata mis sueños,
se creen dueños,
de mi libertad,
me ponen mordaza
y se dan golpes de pecho.
Yo maltrecho,
herido en mi humanidad,
soy el trofeo de está caza.
Justicia,
clama mi voz,
que es oprimida,
por el homicida,
hoy llamada policía.
Condenado estoy,
por la hoz,
de la ignorancia e inseguridad.
Una flor
al secuestrado,
que es asesinado.
Una flor
al estudiante,
que pasea en un salón de clases.
Dios perdone mi torpeza
y mi poca fé,
el maestro
es sinónimo de pereza,
es el que menos trabaja
y es el que más gana.
Mis bolsillos están rotos,
mis pies están partidos,
de tanto caminar.
Mi voz está cansada,
de tanto gritar.
Me refugie en un altar,
para ver,
sí dios me podía oír,
pero dios,
se fue a dormir.
Me escucho el diablo,
que con palabras de oro bel,
violó mi intimidad,
perdí la inocencia
la mentira,
es el pan de cada día.
Señora libertad,
donde te puedo encontrar,
señora justicia,
ya estoy cansado,
de ser humillado.
Educación,
derecho de la humanidad,
clama mi pueblo.
Fé,
nunca te olvides
que existo yo.
Autor Alejandro García Hernández.
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