el potro insolente
Un caballo iba tranquilo
cansado, se ve mayor,
sus crines marrón arena
relucían con el sol.
Iba al paso, despacito
con su cabeza agachada,
los años le van pesando,
no tiene ganas de nada.
Un potro pasa trotando
con su larga cola negra,
con la cabeza muy alta
casi a su altura le llega.
Cuando ve al caballo viejo,
con chulería, insolente,
le baila con trote fino
alrededor varias veces.
Relincha muy estirado,
relincha alzando la voz,
relincha muy presumido
junto al caballo mayor.
En esto llega una yegua
que desbocada suspira,
pasa corriendo al galope,
algo tira de su brida.
El caballo sin pensarlo,
trotando se va tras ella,
con fuerza sigue al galope
a esta yegua que es tan bella.
Sin pensar en que es mayor,
sin darse cuenta siquiera,
sigue y sigue galopando
muy cerca está ya de ella.
Y poniéndose a la par
con palabras, muy tranquilo
logra quitar con su boca,
lo que el daño ha producido.
La yegua muy orgullosa
con el caballo se va,
le tiene por un gran héroe
y presume de galán.
El potro les mira inquieto,
no ha sabido reaccionar,
y a una yegua tan bonita
él no ha podido salvar.
El caballo viejo siente
al joven avergonzado,
y con palabras serenas
al potro esto le ha hablado:
“No te preocupes potrillo,
el tiempo te enseñará,
a dejar de presumir
y a empezar a madurar”.
Y con la yegua se aleja
contentos, los dos al trote
dando gracias al destino,
luego siguen al galope.
Un caballo iba tranquilo
cansado, se ve mayor,
sus crines marrón arena
relucían con el sol.
Iba al paso, despacito
con su cabeza agachada,
los años le van pesando,
no tiene ganas de nada.
Un potro pasa trotando
con su larga cola negra,
con la cabeza muy alta
casi a su altura le llega.
Cuando ve al caballo viejo,
con chulería, insolente,
le baila con trote fino
alrededor varias veces.
Relincha muy estirado,
relincha alzando la voz,
relincha muy presumido
junto al caballo mayor.
En esto llega una yegua
que desbocada suspira,
pasa corriendo al galope,
algo tira de su brida.
El caballo sin pensarlo,
trotando se va tras ella,
con fuerza sigue al galope
a esta yegua que es tan bella.
Sin pensar en que es mayor,
sin darse cuenta siquiera,
sigue y sigue galopando
muy cerca está ya de ella.
Y poniéndose a la par
con palabras, muy tranquilo
logra quitar con su boca,
lo que el daño ha producido.
La yegua muy orgullosa
con el caballo se va,
le tiene por un gran héroe
y presume de galán.
El potro les mira inquieto,
no ha sabido reaccionar,
y a una yegua tan bonita
él no ha podido salvar.
El caballo viejo siente
al joven avergonzado,
y con palabras serenas
al potro esto le ha hablado:
“No te preocupes potrillo,
el tiempo te enseñará,
a dejar de presumir
y a empezar a madurar”.
Y con la yegua se aleja
contentos, los dos al trote
dando gracias al destino,
luego siguen al galope.
Última edición por Andica el Dom Ene 16, 2011 7:38 pm, editado 3 veces (Razón : Poema quincenal sugerido por moderadora Beatriz Irene Bardeci.)
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