por Recaredo Lun Nov 08, 2010 4:34 pm
[b]¡Vaya, sí, vaya! Cómo disfrutas cuando te explayas, amigo mío; y yo también leyéndote, de eso puedes estar seguro. Sí, me gusta leer tus amplios discursos en los que, incluso, como en este caso, nos deleitas con una magnífica clase de anatomía. Sabrás que estoy de acuerdo con todo lo que expones; salvo, (ya salió el salvo...) en una cosa: en eso del ADN y la divinidad.
Porque ¡vaya usted a saber lo que guarda en sus adentros ese dichoso ADN! A quien no conocimos hasta hace unos segundos; comparándolo con nuestra vida en la tierra.
Como bien sabes, amigo Sarmiento; aquellos que se lo creen todo, sin demostrar nada, como siempre han sido la gente de Fe, creyeron en un principio que la divinidad, como no podía ser de otra manera, estaba en el corazón. (No hay más que ver las estampas de Cristo Rey) Luego, quemaron en la hoguera a algunos sabios empíricos; entre ellos a Servet, por decir que el corazón no era más que un simple aunque vital músculo.
Años después, tuvieron que reconocer su tremendo error; lo que no les impidió caer en otro igual de grave... Pues viendo que, por aquel entonces, el cerebro se ponía de moda, como el órgano más importante de nuestro cuerpo; trasladaron a la divinidad a dicho receptáculo.
Pero la cosa no acabó aquí; pues al ver que la ciencia teorizaba sobre el cerebro y vino a decir que éste estaba compuesto por dos partes que se diferenciaban entre si, que una era la mente, donde se originaban las ideas, y la otra el cerebro propiamente dicho, donde se almacenaban éstas. Y claro... Ellos, viendo que la mente era más importante que el cerebro, ya rebajado a simple almacén, trasladaron la divinidad a la mente. Pero, como ahora en la actualidad, recién-descubierto el ADN, la ciencia teoriza he incluso afirma que todo lo referente a nuestra vida está en el ADN; ellos, ni cortos ni perezosos tienen a menos trasladar de nuevo a la divinidad a esta maravillosa estructura molecular. ¡Cojones, con la divinidad! No se cansa nunca de cambiar de casa... Sabemos que existe el corazón, el cerebro, la mente, el ADN; pero no sabemos a ciencia cierta si existe la divinidad... ¿No será que con tanto cambiarla de casa la habremos perdido por el camino...?
PD Este escrito está hecho con humor; pero en el fondo late el sentimiento. Espero que me entiendas, querido Sarmiento. Abrazos.
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