Ya no está, pensó que volvería.
Se había ido con la madrugada,
de besos su maleta lleva cargada.
Solo sueños e ilusiones quería.
En su despedida nada escondía.
Se lleno de agua sus ojos de hielo,
él dijo: espera, no te vaya mi cielo,
ella ya no escuchó lo que le decía.
Los labios que tatuó amor están lejos.
La escena semeja a un velatorio,
el regalo quedó en el envoltorio.
Le quedó la tinta de sus bellos ojos,
el pañuelo retrata como firma
y la sal de la lágrima que afirma.
Autor: Alcibíades Noceda Medina
Se había ido con la madrugada,
de besos su maleta lleva cargada.
Solo sueños e ilusiones quería.
En su despedida nada escondía.
Se lleno de agua sus ojos de hielo,
él dijo: espera, no te vaya mi cielo,
ella ya no escuchó lo que le decía.
Los labios que tatuó amor están lejos.
La escena semeja a un velatorio,
el regalo quedó en el envoltorio.
Le quedó la tinta de sus bellos ojos,
el pañuelo retrata como firma
y la sal de la lágrima que afirma.
Autor: Alcibíades Noceda Medina
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