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por claudia zarate Miér Ago 25, 2010 3:10 pmMi querido amigo al fín regresaría a mi vida. Estaba yo, enredada en recuerdos tan efímeros y quizás hasta recreados en mi propia mente para conservar el más hermoso y puro amor que una vez había sentido.
Creí que tendría frente a mí, ese muchacho dulce y tierno, de mirada viváz y soñadora, de gestos sinceros y nobles. Sin embargo, al tenerte frente a mí, mi alma sintío una mezcla de frialdad y temor, no, no eras aquel que recordaba.
Ya lo sé, todo lo cambia el tiempo, hasta la mas dulce pasión sufre sus huellas crueles, no eras aquel que tanto había soñado, ni queria entender que te había cambiado, me cuestionaba si yo sería la misma y acaso te habría causado a ti la misma desazón.
Esta tarde, un velo cayó de mi mente, descubriendo ante mí a un desconocido.
Había imaginado mil formas diferentes para mirarte, ensayado mil frases para decirte, y todo quedo en el más obscuro silencio. Nuestras vidas habían navegado por mares diferentes, las aguas que ti te habian agitado dejaron profundos surcos en tu espíritu. No fuiste fuerte en las adversidades, la tormenta no solo dobló tus ramas, sino que logro quebrantar tu alma y doblego con dolor tu caracter. Esa dulzura que cuativó mi corazón y desarmó la firmeza de la razón, ya no existía.
No pude derramar una lágrima por aquel joven que había desaparecido, era tanto el dolor que se negaba a abandonar el sitio de tu recuerdo.
_Te ame intensamente, con ese amor puro que jamás admitio un mal pensamiento, y hoy, no me atrevo a mirarte a los ojos ante la realidad tan atróz que me trajo tu presencia. -Cuanto te amé, cuanto venere tu recuerdo sin dejar a nadie ocupar ese lugar, tan exclusivamente tuyo, de tus palabras, de tus sueños. Sin embargo, querido amigo, tal vez hubiese preferido no volver a verte a sufrir esta desilución. Tal vez así, mi corazón egoista, no hubiese llenado de frialdad, que culpa le apego a tu alma si ella no me abrí sus puertas, ni sembro en mi las esperanzas de este amor imposible, casi irreal, cuando los sentimientos han sido solo mios, que me envolvieron en quimeras efímeras, en añoranzas de sueños que jamás compartiste comigo.
Continuare guardando en mí ese recuerdo, esas sonrisas puras, esas palabras claras, pero no me pidas que te mire a los ojos, si es que acaso n quieres verme llorar; no me pidas que te abrace, temo mucho que me vuelva a enamorar, no del hombre maduro que eres hoy, sino de aquel hombre que una vez soñe encontrar en ti.
Perdóname, sé que soy cruel, sé que no elegiste ser el hombre que eres hoy, entiéndeme ya no soy yo; soy aquella adolescente que tu amor deseo, que no dejo marchitar en su corazón ese amor incondicional, que soñaba cada noche dormirse en tus brazos y despertaba deseando que aun lejos de mi, fueses inmensamente feliz, sí, te ame de tal manera que hubiese dado mi vida para que lograras alcanzar tus sueños.
Esperaba encontrarme con un hombre sereno, apacible, seguro de si mismo, sin amarguras ni rencores, de mirada profunda, noble y transparente. Esperaba ver un hombre que me hiciera estremecer de solo mirarlo, como tantas veces ayer.
Ojalá todo ese amor, pudiese convertirse en paz y asi devolverle a tu alma lo que se te ha perdido, y seas el hombre que he soñado encontrar, no por mi, querido amigo, sino porque mereces volver a ser feliz.
Creí que tendría frente a mí, ese muchacho dulce y tierno, de mirada viváz y soñadora, de gestos sinceros y nobles. Sin embargo, al tenerte frente a mí, mi alma sintío una mezcla de frialdad y temor, no, no eras aquel que recordaba.
Ya lo sé, todo lo cambia el tiempo, hasta la mas dulce pasión sufre sus huellas crueles, no eras aquel que tanto había soñado, ni queria entender que te había cambiado, me cuestionaba si yo sería la misma y acaso te habría causado a ti la misma desazón.
Esta tarde, un velo cayó de mi mente, descubriendo ante mí a un desconocido.
Había imaginado mil formas diferentes para mirarte, ensayado mil frases para decirte, y todo quedo en el más obscuro silencio. Nuestras vidas habían navegado por mares diferentes, las aguas que ti te habian agitado dejaron profundos surcos en tu espíritu. No fuiste fuerte en las adversidades, la tormenta no solo dobló tus ramas, sino que logro quebrantar tu alma y doblego con dolor tu caracter. Esa dulzura que cuativó mi corazón y desarmó la firmeza de la razón, ya no existía.
No pude derramar una lágrima por aquel joven que había desaparecido, era tanto el dolor que se negaba a abandonar el sitio de tu recuerdo.
_Te ame intensamente, con ese amor puro que jamás admitio un mal pensamiento, y hoy, no me atrevo a mirarte a los ojos ante la realidad tan atróz que me trajo tu presencia. -Cuanto te amé, cuanto venere tu recuerdo sin dejar a nadie ocupar ese lugar, tan exclusivamente tuyo, de tus palabras, de tus sueños. Sin embargo, querido amigo, tal vez hubiese preferido no volver a verte a sufrir esta desilución. Tal vez así, mi corazón egoista, no hubiese llenado de frialdad, que culpa le apego a tu alma si ella no me abrí sus puertas, ni sembro en mi las esperanzas de este amor imposible, casi irreal, cuando los sentimientos han sido solo mios, que me envolvieron en quimeras efímeras, en añoranzas de sueños que jamás compartiste comigo.
Continuare guardando en mí ese recuerdo, esas sonrisas puras, esas palabras claras, pero no me pidas que te mire a los ojos, si es que acaso n quieres verme llorar; no me pidas que te abrace, temo mucho que me vuelva a enamorar, no del hombre maduro que eres hoy, sino de aquel hombre que una vez soñe encontrar en ti.
Perdóname, sé que soy cruel, sé que no elegiste ser el hombre que eres hoy, entiéndeme ya no soy yo; soy aquella adolescente que tu amor deseo, que no dejo marchitar en su corazón ese amor incondicional, que soñaba cada noche dormirse en tus brazos y despertaba deseando que aun lejos de mi, fueses inmensamente feliz, sí, te ame de tal manera que hubiese dado mi vida para que lograras alcanzar tus sueños.
Esperaba encontrarme con un hombre sereno, apacible, seguro de si mismo, sin amarguras ni rencores, de mirada profunda, noble y transparente. Esperaba ver un hombre que me hiciera estremecer de solo mirarlo, como tantas veces ayer.
Ojalá todo ese amor, pudiese convertirse en paz y asi devolverle a tu alma lo que se te ha perdido, y seas el hombre que he soñado encontrar, no por mi, querido amigo, sino porque mereces volver a ser feliz.
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