La llamada del hechicero

La llamada del hechicero

Cuando la flor de vestido
y la oruga de carruaje
y el príncipe sea paje
y el lobo un niño dolido.
Cuando en el mar halla un nido
y en la tierra alta marea,
cuando sin ojos se vea
que lo que vale está adentro,
entonces puede que al centro
pongamos lo que se crea.

Cierto, la torre es la torre,
sin Rapuncel ni farero,
pero algo tiene en su acero
que ni en los sueños se corre.
Será que el cielo recorre,
que en ella el sol toma asiento,
que en ella se peina el viento,
que al vuelo quizás invita
o es la certeza infinita
de que en lo alto hay un sustento.

También la vida es la vida,
del parto al cajón de tabla,
pero en sus médanos me habla
más que de entrada y salida.
Me canta, me ata, me convida
a tener fe en lo sencillo,
por eso me maravillo
de ver tu mano en mi mano
y de aquí llamarte hermano
y en tu abrazo ver que brillo.

Sé de la fábula errante,
del mito y de la leyenda,
de la quimera y su ofrenda
del mago de cada instante.
Y sé también del farsante
que niega la realidad,
yo lo que digo en verdad
es que existen también sueños
reales como sus dueños
que vencen tanta maldad.

Por fin camino seguro
con ángeles y doncellas,
con hadas y brujas bellas,
con un Quijote en mi apuro.
Contigo también sin muro
que aparte la fe del hombre,
quiero que el día te asombre
y que en tus ojos me hechices
y que seamos felices
del cuento en un nuevo nombre.

12 11 10

[b]Si tus sonetos son un alivio, para mi alma cansada, tus décimas bien rimadas son en mi naufragio auxilio. Te felicito, Oscar.

Recaredo, a tu llamada

Sea mi soneto alivio
para tu alma ya cansada,
y mis décimas rimadas
en tu naufragio un auxilio.

Camarada Recaredo,
cómo escribir con estrellas,
con guirnaldas, con centellas,
lo que yo enviarte no puedo.
Soy un minúsculo dedo,
que a duras penas entibio
del mago el anillo anfibio
de sueños y realidades,
y, si algo sé de bondades,
sea mi soneto alivio.

Pues volar no sé, yo escribo,
pues no temo al mal, yo canto,
tanto he visto el desencanto
que de insistir no me privo.
Quizá es un sueño y cautivo
yo soy de falsa jornada
y más bien mi todo es nada
y engaño lo que yo veo,
pero aún así un sol creo
para tu alma ya cansada.

Y no se trata de un cuento,
se trata de ciertos lazos
que crecen tras ciertos pasos
que no distrae ni el viento.
Es la amistad el portento
que nos ofrece sus gradas,
sus campos, sus ensenadas,
para ver crecer el fruto,
te invitan a ello este bruto
y mis décimas rimadas.

Entonces, buen compañero,
salgamos a navegar,
el amor es ancho mar
y la amistad su velero.
En alta mar verte espero,
de una sirena en idilio,
con la fe por domicilio
entre las olas felices
y hallando en nuestros países
en tu naufragio un auxilio.

Así pues te mando un verso
que es puente, bajel, paloma,
y de mi tierra el aroma
con que arde aquí el universo.
Si un día el cielo es adverso
es que el bien sufrió retraso,
no hay día sin un ocaso,
no hay ocaso sin aurora,
te espero allí sin demora,
poeta, en mi firme abrazo.

11 07 11

[b]Yo te agradezco estas rimas
que me escribes, compañero.
Y dejar constancia quiero
que alumbra mis negra simas,
ese canto en que te animas,
cual si fueras un gorrión,
a pesar del aquilón
que sacude nuestra barca;
mientras yo pienso en la Parca,
con pérfida obstinación.

Abrazos, amigo.

Nunca, compañero, nunca
la Parca pensó en nosotros,
se llevó primero a otros,
nos dejó su estrella trunca.
La vida en ellos nos funca,
su viento es quien nos reclama,
la barca lleva oriflama
del puerto de la alegría,
allá hay que volver hoy día,
vayamos, que se nos llama.

Mis abrazos, amigo y compañero.-

Qué hermosura tus letras, Oscar!!!

Son un canto a la vida.

Felicitaciones!!!