En algún lugar del bosque chaqueño y zona de variada vegetación hay un enorme árbol de quebracho blanco y es quién relata esta historia tan particular.
Buenos días, mi nombre es Champaqui y soy un viejo quebracho, vivo en una reserva, ¡gracias a Dios! y les voy contar una historia muy graciosa que presencié en una tarde calurosa de verano, tomen asiento y escuchen tranquilitos que yo mucho apuro no tengo.
Cristóbal el zorro gris un día apareció con una bolsa de arpillera sobre el hombro, la bolsa estaba menos de la mitad o sea que no pesaba demasiado, a mi punto de vista, ¿no?, dejó la bolsa en el suelo malhumorado y hablando en voz baja comenzó a revisarla, sacó todo hacia fuera de forma brusca.
-¿Te parece, te parece? ¡Mira vos!
Sacó un hueso de caracú seco y pelado, y un choclo que contenía solo la mitad de los granos.
-¿Como quieren que no estemos en vía de extinción?, ¡con esto para sobrevivir!
Sacó un bollo de pan duro, un huevo roto y una lata de picadillo.
- Y lo peor, mirando el picadillo, -¡no sé donde dejé el abrí lata!
Dejó todo tirado en el suelo, metió la cabeza dentro de la bolsa y empezó a revisar mientras renegaba de su suerte.
De pronto apareció el puma Fortunato, este se va acercando lentamente por la izquierda, ¿ustedes vieron como camina los pumas cuando están por atacar?, bueno así caminaba Fortunato, se pone detrás de él, levanta los brazos y le salta por encima, cae al suelo, se revuelca y levantando las manos con el choclo seco grita alegremente.
- ¡es mío, es mío, gracias Diosito Santo!
Y esto es gracioso, todavía con recordarlo me da risa, miró al choclo emocionado, lo besa varias veces, se echó y está por darle un mordisco cuando el zorro se lo quitó y se paró mirándolo fijamente y enojado con las brazos cruzados, Fortunato se levantó rápido y le dice con voz de puma enojado
- ¿Qué haces hermano, que haces?, no me hagas esto, ¿como me lo quitas así?, ¡no sabes lo mal que me pone hermano!, ¡dámelo, dale no seas malito!
Y poniéndose en guardia e inflando el pecho y con voz ronca, le grita al Cristóbal.
- ¡Me vas hacer enojaaaaaar!
Cristóbal sigue con los brazos cruzados y empezó a mover un pie, luego la cabeza como diciendo “no puede ser”, el puma lo observa furioso, se tiró al suelo y se largó a llorar,
- ¡buaa, buaaaaaa!
Cristóbal suspiró hondo y estiró la mano que sostenía el choclo.
- ¡Tomá, es tuyo!, ¿será posible?, ¡el único puma vegetariano que hay en el mundo y está justamente aquí, no si esto es para la tele, que cosa che!
-¿Sabes que pasa Cristóbal?, que a mí me encanta el choclo hervido con sal y manteca, pero hace tanto que los campesinos no cosechan choclos, todo es soja, soja por acá, soja por allá, soja por arriba, soja por abajo, al principio era todo una novedad, lo probaba como leche, como milanesa, como mayonesa, como albóndiga y la verdad amigo, ya estoy hasta la coronilla con la soja, quiero otra cosa, quiero comer choclos, zapallos, zanahorias, tomates, pero cada vez hay menos de todo eso, y esto (alzando el choclo) para mí es una bendición.
En eso aparece Toto, la comadreja, que se va acercando sigilosamente, mientras el zorro y el puma siguen charlando, agarra la bolsa de arpillera la tiró forzosamente hacia su espalda y comenzó arrastrarla, el zorro se da vuelta en un momento de la charla y lo observa, le pisó la punta de la bolsa esta queda en el pie de Cristóbal y la comadreja siguió sin darse cuenta que le falta la bolsa, cuando está justo por esconderse detrás de un arbustos se da vuelta para mirar a los otros animales y se ve sin la bolsa y al zorro observándolo.
-¡Buenas tardes Don Cristóbal!, ¿cómo anda usted?, que hermoso día ¿no?, ¿su familia, todos bien?, hace mucho que no veo a su hermano Sebastián, y su madre, ¿cómo anda con su reuma?, la mía anda haciendo los trámites para pensión ¿vio?, pero todo es tan burocrático, que cosa, a usted lo veo bien está delgado en forma, no si para usted los años no pasan.
Cristóbal se acercó meneando la cabeza.
-¿Qué intentabas hacer Toto?, ¿me querías robar la bolsa?, ¡será poder de Dios!, ¿son todos iguales en este bendito bosque?
Toto la comadreja movió las manos agitándolas negativamente.
- ¡No, no, no, no es lo que usted está pensando Don Cristóbal!, yo encontré la bolsa tirada y como estoy trabajando para los del medio ambiente, pensé que era basura y lo iba a depositar en el contenedor de residuos que hay acá a la vueltita, ¿vio?
Fortunato lo miró con el ceño fruncido y largó una carcajada, que me tentó hasta a mí, no les voy a mentir amigos.
-¡Pero hermano!, estás hablando con el zorro gris de los montes, él es de las tretas y la astucia para salir de los problemas, vos sos la comadreja, ¿qué querés inventar?
Toto se acercó con las manitos en la cintura y lo miró desafiante, ¿alguna vez vieron una comadreja desafiar a un puma?, ¡je je… yo si!
.- ¿Miren quién habla?, yo observé, por supuesto sin querer por que no quiero pasara por chusma, cuando le sacabas el choclo por sorpresa a Don Cristóbal, aparte ¿como vos podes decirme a mí, como debo comportarme o actuar según mi condición de comadreja?, si sos un puma vegetariano, vos tendrías que comer carne, ¿no?.
Fortunato como un puma en acecho le dice, justito al frente de él.
- ¡Tenes razón hermano!, yo debería comer carne roja, sabrosa y tierna de roedores nocturnos.
Y le da un rugido, de esos que te ponen la piel de gallina, y no les miento hasta a mí que soy un viejo quebracho se me puso la corteza de esa forma.
Toto abrió la boca enorme, se agarró el pecho y dijo con una voz finita.
Buenos días, mi nombre es Champaqui y soy un viejo quebracho, vivo en una reserva, ¡gracias a Dios! y les voy contar una historia muy graciosa que presencié en una tarde calurosa de verano, tomen asiento y escuchen tranquilitos que yo mucho apuro no tengo.
Cristóbal el zorro gris un día apareció con una bolsa de arpillera sobre el hombro, la bolsa estaba menos de la mitad o sea que no pesaba demasiado, a mi punto de vista, ¿no?, dejó la bolsa en el suelo malhumorado y hablando en voz baja comenzó a revisarla, sacó todo hacia fuera de forma brusca.
-¿Te parece, te parece? ¡Mira vos!
Sacó un hueso de caracú seco y pelado, y un choclo que contenía solo la mitad de los granos.
-¿Como quieren que no estemos en vía de extinción?, ¡con esto para sobrevivir!
Sacó un bollo de pan duro, un huevo roto y una lata de picadillo.
- Y lo peor, mirando el picadillo, -¡no sé donde dejé el abrí lata!
Dejó todo tirado en el suelo, metió la cabeza dentro de la bolsa y empezó a revisar mientras renegaba de su suerte.
De pronto apareció el puma Fortunato, este se va acercando lentamente por la izquierda, ¿ustedes vieron como camina los pumas cuando están por atacar?, bueno así caminaba Fortunato, se pone detrás de él, levanta los brazos y le salta por encima, cae al suelo, se revuelca y levantando las manos con el choclo seco grita alegremente.
- ¡es mío, es mío, gracias Diosito Santo!
Y esto es gracioso, todavía con recordarlo me da risa, miró al choclo emocionado, lo besa varias veces, se echó y está por darle un mordisco cuando el zorro se lo quitó y se paró mirándolo fijamente y enojado con las brazos cruzados, Fortunato se levantó rápido y le dice con voz de puma enojado
- ¿Qué haces hermano, que haces?, no me hagas esto, ¿como me lo quitas así?, ¡no sabes lo mal que me pone hermano!, ¡dámelo, dale no seas malito!
Y poniéndose en guardia e inflando el pecho y con voz ronca, le grita al Cristóbal.
- ¡Me vas hacer enojaaaaaar!
Cristóbal sigue con los brazos cruzados y empezó a mover un pie, luego la cabeza como diciendo “no puede ser”, el puma lo observa furioso, se tiró al suelo y se largó a llorar,
- ¡buaa, buaaaaaa!
Cristóbal suspiró hondo y estiró la mano que sostenía el choclo.
- ¡Tomá, es tuyo!, ¿será posible?, ¡el único puma vegetariano que hay en el mundo y está justamente aquí, no si esto es para la tele, que cosa che!
-¿Sabes que pasa Cristóbal?, que a mí me encanta el choclo hervido con sal y manteca, pero hace tanto que los campesinos no cosechan choclos, todo es soja, soja por acá, soja por allá, soja por arriba, soja por abajo, al principio era todo una novedad, lo probaba como leche, como milanesa, como mayonesa, como albóndiga y la verdad amigo, ya estoy hasta la coronilla con la soja, quiero otra cosa, quiero comer choclos, zapallos, zanahorias, tomates, pero cada vez hay menos de todo eso, y esto (alzando el choclo) para mí es una bendición.
En eso aparece Toto, la comadreja, que se va acercando sigilosamente, mientras el zorro y el puma siguen charlando, agarra la bolsa de arpillera la tiró forzosamente hacia su espalda y comenzó arrastrarla, el zorro se da vuelta en un momento de la charla y lo observa, le pisó la punta de la bolsa esta queda en el pie de Cristóbal y la comadreja siguió sin darse cuenta que le falta la bolsa, cuando está justo por esconderse detrás de un arbustos se da vuelta para mirar a los otros animales y se ve sin la bolsa y al zorro observándolo.
-¡Buenas tardes Don Cristóbal!, ¿cómo anda usted?, que hermoso día ¿no?, ¿su familia, todos bien?, hace mucho que no veo a su hermano Sebastián, y su madre, ¿cómo anda con su reuma?, la mía anda haciendo los trámites para pensión ¿vio?, pero todo es tan burocrático, que cosa, a usted lo veo bien está delgado en forma, no si para usted los años no pasan.
Cristóbal se acercó meneando la cabeza.
-¿Qué intentabas hacer Toto?, ¿me querías robar la bolsa?, ¡será poder de Dios!, ¿son todos iguales en este bendito bosque?
Toto la comadreja movió las manos agitándolas negativamente.
- ¡No, no, no, no es lo que usted está pensando Don Cristóbal!, yo encontré la bolsa tirada y como estoy trabajando para los del medio ambiente, pensé que era basura y lo iba a depositar en el contenedor de residuos que hay acá a la vueltita, ¿vio?
Fortunato lo miró con el ceño fruncido y largó una carcajada, que me tentó hasta a mí, no les voy a mentir amigos.
-¡Pero hermano!, estás hablando con el zorro gris de los montes, él es de las tretas y la astucia para salir de los problemas, vos sos la comadreja, ¿qué querés inventar?
Toto se acercó con las manitos en la cintura y lo miró desafiante, ¿alguna vez vieron una comadreja desafiar a un puma?, ¡je je… yo si!
.- ¿Miren quién habla?, yo observé, por supuesto sin querer por que no quiero pasara por chusma, cuando le sacabas el choclo por sorpresa a Don Cristóbal, aparte ¿como vos podes decirme a mí, como debo comportarme o actuar según mi condición de comadreja?, si sos un puma vegetariano, vos tendrías que comer carne, ¿no?.
Fortunato como un puma en acecho le dice, justito al frente de él.
- ¡Tenes razón hermano!, yo debería comer carne roja, sabrosa y tierna de roedores nocturnos.
Y le da un rugido, de esos que te ponen la piel de gallina, y no les miento hasta a mí que soy un viejo quebracho se me puso la corteza de esa forma.
Toto abrió la boca enorme, se agarró el pecho y dijo con una voz finita.
(CONTINUARA)
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