Para un niño y una niña

En tus ojos
dos oscuros remansos
de alegría
a pesar del viento
y de la tempestad que azota
tu sonrisa.

Dos remansos de vuelo dócil, agraciada libertad
de un ensueño más fuerte que la muerte

de unos ojos que dispersan lágrimas
a través de los espacios estrechos
donde caminan tus pasos,
llevando a cuestas

el hambre

y la sed

unos ojos que deliren con tu sueño,
una mano cálida
maternal
que pronuncie el abrigo
de tus párpados cansados,
y ese viento frío que,
entra por la fractura de tus zapatos,
esos
que no dan más,
que quieren
llorar

pero no pueden.

¿Saben? yo soy un niño,
y me estoy enfermando.

Nobles sentimientos, velada protesta, esperanza de un mejor mundo, eso y más presentes en tus versos. Gracias por compartirlos

Es verlos descalzos
los ojos que no aciertan
la mirada me penetra

me duele en mi pecho su mirada
están
en la noche
en el día
la voz que acude a nuestros oídos

como cántaro de agua y cielo

para enarbolar una nueva bandera

más limpia y más cuidada.

A ellos se lo debemos.


Muchas gracias poeta!