Es verdad, ¿a ti qué te importa?
¿Qué pudieras comprender cuando te haces la atemporal
y yo me mato, y volves a renacer?
Vos no sabés mirar con los ojos del corazón,
te haces la sueca, lo has intentado ya
¿Por qué negarlo en ésta situación?
¿Te desesperas de nuevo, comienza el karma,
o es otra alucinación?
Ya no podes más.
¿Hasta cuándo vas a hablar de pálpitos,
de ansias acorazonadas y de emociones sinceras?
Ambas dos sabemos tu frialdad,
tú no estás preparada para amar.
Te quitas la nube gris que te nubló la conciencia,
te desnudas cerca del armario,
a la altura de los zapatos, quizá;
luego no queres nada, con nadie y nada,
vamos... el quilombo siempre es igual.
Te envenenas con soledad,
te re-coge bueno,
y te sentis feliz pero vacía
y volves a estallar.
So payasa, luego buscas esos besos pétreos
¿Adónde vas a ir a parar? ¿Qué queres con tu vida?
¿Cuándo te vas a enseriar?
Basta de miserias y de mentiras
ríndete a tu soledad.
No te queda de otra, amiga,
es lo que hay, ¿qué más da?
Cuando el campo florezca
y las olas revienten en velas,
cuando podas sentir de verdad
buscate la vida, éstas andanzas las vas a lamentar.
Has experimentado mil ideas en tus idas,
todo cuanto has querido, has pedido,
te has hundido en el hoyo y hasta casi te dejan sin vida,
y siempre volves adonde perteneces, al pasillo del fracaso paternal.
¿No lo has comprendido, Lucila?
Sos siempre el tiempo inverso,
el que nunca está, el atemporal,
y podrás pasar tus ratos felices,
pero tenes que recordar una cosita:
siempre se regresa a la realidad.
¿Qué pudieras comprender cuando te haces la atemporal
y yo me mato, y volves a renacer?
Vos no sabés mirar con los ojos del corazón,
te haces la sueca, lo has intentado ya
¿Por qué negarlo en ésta situación?
¿Te desesperas de nuevo, comienza el karma,
o es otra alucinación?
Ya no podes más.
¿Hasta cuándo vas a hablar de pálpitos,
de ansias acorazonadas y de emociones sinceras?
Ambas dos sabemos tu frialdad,
tú no estás preparada para amar.
Te quitas la nube gris que te nubló la conciencia,
te desnudas cerca del armario,
a la altura de los zapatos, quizá;
luego no queres nada, con nadie y nada,
vamos... el quilombo siempre es igual.
Te envenenas con soledad,
te re-coge bueno,
y te sentis feliz pero vacía
y volves a estallar.
So payasa, luego buscas esos besos pétreos
¿Adónde vas a ir a parar? ¿Qué queres con tu vida?
¿Cuándo te vas a enseriar?
Basta de miserias y de mentiras
ríndete a tu soledad.
No te queda de otra, amiga,
es lo que hay, ¿qué más da?
Cuando el campo florezca
y las olas revienten en velas,
cuando podas sentir de verdad
buscate la vida, éstas andanzas las vas a lamentar.
Has experimentado mil ideas en tus idas,
todo cuanto has querido, has pedido,
te has hundido en el hoyo y hasta casi te dejan sin vida,
y siempre volves adonde perteneces, al pasillo del fracaso paternal.
¿No lo has comprendido, Lucila?
Sos siempre el tiempo inverso,
el que nunca está, el atemporal,
y podrás pasar tus ratos felices,
pero tenes que recordar una cosita:
siempre se regresa a la realidad.
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