La Despedida del Almendro en Flor

¡Buenas tardes mi amor!
Aquí me tienes.
Soy tu viejo poeta enamorado.
Una vez más te has adornado
con tus mejores galas,
y me has llamado
desde tu soledad.
A mi ventana han llegado
los efluvios de tus rosas de nieve,
y yo he venido a verte un año más.
Aterido de frío,
encorvado ya por el peso del tiempo,
y, de mi corazón sintiendo
la arrítmica cadencia,
nuevamente me hallo junto a ti;
maravillado por tu magnificencia.
Querido compañero;
creo que vengo a despedirme definitivamente,
pues, presiento tan cerca ya la muerte,
y está tan lejos el próximo febrero...
Bajo la tierra en que hundes tus raíces
quisiera descansar;
y no en aquel lugar
sombrío de campo santo.
Pero, nos condicionan humanos perjuicios,
que no entienden
de un árbol y de un viejo los caprichos.
¡Adiós, mi amor, te he querido tanto...!

Recaredo