Puede ser...

Puede ser…


Puede ser, que la llama avive el fuego
De tu risa, si es joven la mañana,
Puede ser que tu boca no oiga el ruego
De las aves que hay en mi ventana…
-Sutilezas, que son- si viertes luego,
Menoscabado amor de dócil llama:
Y que se pierde el juego -entre la bruma-
Para vestir tu ardor de suave ego…

Si bien el frío hiela tu calor
Ó suave es el invierno que entromete,
-De la caricia helada que propone-
El manto del abrigo nos acecha,
Para turnar en rosa tus mejillas,
Y al sol de tus locuras tus rodillas,
Tu pies entre la lana no en el frío,
Resbalan tu sonrisa entre mis labios…

De dócil nieve tu blancura besa,
Ó mis latidos ebrios se acompasan
Sintiendo rósea flor que te hizo flecha,
Flecha de mi destino y mi promesa…
Por tu boca en el frío de tus labios,
Un mudo amor se esconde y luego sella,
Eres el Sol, crepúsculo que besa,
Mas queda tu calor al corazón…

Gabriela tú no partes, no te has ido!
De tu entusiasmo quedan muchas flores…!
Y en la distancia siento tus amores,
Que vuelven a vivir aún lo vivido!
Gabriela no te marchas tú te quedas…
Y mira que yo sé cuidar las rosas!
Gabriela tu amor vive de lo bello,
Si gustas de lo dulce ó del deleite…

Puede ser, que la llama avive el fuego
De tu risa, si es joven la mañana,
Puede ser que tu boca no oiga el ruego
De las aves que hay en mi ventana…
-Sutilezas, que son- si viertes luego,
Menoscabado amor de dócil llama:
Y que se pierde el juego -entre la bruma-
Para vestir tu ardor de suave ego…

Gabriela, yo estaré por la ventana,
Y hablará en tu sonrisa la mañana.


Alejandro Rodrigo Flagel