Nevada en tu colina...

Nevada en tu colina…


Nevada en tu colina puede el labio,
sustentar, si tu beso, en otro, sabio,
preguntas en tu rostro puede el habla
domeñar, si tu cuerpo bate estrellas…
Nevado ya tu aliño en voz fragante,
de la ultimada sombra que se atreve
a distinguir el habla de la noche,
en versos que son Oro de tus labios…

Tu mano mueve el labio en la colina
de tu muslo, de tu Arte en la medida,
cavila sonorosa de la Lira,
tus sombras pueden más que flores finas…
Tus pasos son amantes en guitarra,
de diademas que buscan nuevas testas
coronando el sepulcro de las noches,
y son fiesta el regalo de tus bucles…

Espada que reluce de tu cuerpo,
tan bello arte reclina contrastado
y antoja tu silencio enamorado,
con el vano vestir tu cuerpo ardiente…
Es sueño vincular otra poesía,
que al arte, se reluce en simetría
no semántica ó retórica mueven
hipérboles doradas más altivas…

Mueve el sueño tu declamar de flores,
y en Música serena de tu arte
ya Natura desea apasionarte,
con júbilo en la fuente de tus notas…
Tu mirada ya vuelve entre las horas,
de sombríos acordes de neblina,
y en el rostro tu precio me germina
cual enseña tu blonda cabellera…

No es mi rosa vertiente de mi ocaso,
que la Lira descubre si no es manto,
acaso si tu sombra me delira
puede el goce traerme nuevas luces…
Que tu risa perjura en sorda amante,
ó la boca despierta en tu hermosura:
no es el gladio de amor su sepultura,
sino el arte en tu brisa trae ventura…

La distancia a tus labios mide el sueño,
que tu nombre a mi boca muerde el dueño.

Alejandro Rodrigo Flagel



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