Tu mirada...

Tu mirada…


De tu blanca marea sueña el alba,
y es dulce la menor de tus miradas:
¿Cuánto hace la penumbra de tu niebla,
si el silencio es espuma de tu andar…?
Boca abierta a la nube de palabras,
que tu brisa cadencia vuelve lluvia…
Si la torpe secuela de mi arte,
a tu bruma no invade el suspirar…?

Fue tan dulce la orilla de tus bucles
que mi asomo en impronta suele dar,
si tortuosa la esgrima de mi sombra,
pierde el paso, a comedia sobre el mar…
Son tus ojos miradas que reflejan
el silencio a la Trova de un juglar,
y si el paso a la orilla de tu vientre,
dulce espera en tu vino ese caudal…

De la herrumbre, a mortaja nacimiento,
de la brisa del ósculo y reparo,
al emblema del frío cautiverio
hasta rosas que el arte besa y sueño…
De tus costas a blandos movimientos,
son gacelas que buscan más mis noches
y en la bruma del arte soberano,
puebla el viento su amanecer, invierno…

De la brisa que tu cuerpo repara,
a la sombra del este, nacimiento
puebla el arte de tu vaivén de soplo,
cual un cardumen de oro en movimiento…
Pregona del latir tu rostro amado,
cual labios que el juglar estima en beso
y son fintas del claro que el deceso,
busca un bello sentir, un vago aroma…

De la bella fragancia de tu cuerpo,
el arte me hace dueño de las albas
que tu cintura en fuego me hace mella,
cual la palabra ardiente de tu habla…
Versos, que ya la incólume mirada,
en otra trova ardua de tus artes,
marea en juventud con los silencios
que no las Músicas no oyen solas…

Es la espera a tus ojos desvelados,
sombra a la noche es, sueño de párpados…


Alejandro Rodrigo Flagel


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