Sombra, la sombra de tu cabello…
Sombra, tu pierna desnuda en la nieve,
hortelana de asomo cual trance veloz de tu cuerpo,
insignia fecunda en el lomo, tu pecho,
figura deshecho la marca de amor en tu lecho…
Y goza la esquirla de nave que atroz
devana en tu pecho, fugando el ascua de Sol,
desnuda en tu lecho… Figuras de amor,
que tu cuerpo sombrío, la noche estrellada, pavor
Ensombra la esquina veloz, del tramado cabrío
que pinta con relieve el oscuro altiplano, navío
de tu risa perlada de cielo y azules miradas,
Navío pondera la noche tus diurnos enclaves
perdido en tu seno, batallas veloces que el cauce declina,
de puro tu incendio y azules golondrinas,
batalla del Oro y la nieve, en bocas y blancos relieves
de injuria la noche no helada, y de continencia breve…
Perdura así tu desnudo, fraguando el escudo, sabor
de la noche estrellada en tu cuerpo de amor,
de la sombra al jinete de Luz, bravando en tu seno tambor,
de tu espiga sediento León, que acecha en tu pena…
Figura, espartana, soliloquio dulce interior,
de la plegaria hecha hoguera, nocturno veloz,
para sedienta dulzura hecho goce de amor, y cadencia umbrosa…
Azalea, espina de corzo y función, de flores nevadas, y oscuro tenor…
Perfecto, tu traje de espuma dolió si la noche constante avisara,
sainete de bruma veloz, de incordio en tu sombra,
precipitada la luna, blancura de Oeste y fulgor,
incide en aquél clamor, vertiente la noche no helada: Princesa
te amara con santo oropel de tramado color,
y presume de cauce, vertiente la noche precisa,
su diurna pesquisa de amor en un solo sainete…
Y aleve, la tarde apacigua el color del crepúsculo rosa, de fuego de amor…
Sucinta marea rocosa y heralda la noche no abstemia,
pregunta de humo y loor, la copia salada no fuera,
bandera de sobra y amor que la noche pudiera,
y arrincono el disparo a la cuenca veloz de tu risa,
la nieve pesquisa de tu alba-claridad, que la noche no cede…
Impronta de marëa y dulzor, que la noche estrellada prohíbe…
Bermejo cauce de salada obsecuencia la noche voraz, intercede,
si espuma la noche no cede, penumbras cual júbilo veloz…
Sombra la noche en tu testa,
la herida de tu estrella no contesta…
Alejandro Rodrigo Flagel
Sombra, tu pierna desnuda en la nieve,
hortelana de asomo cual trance veloz de tu cuerpo,
insignia fecunda en el lomo, tu pecho,
figura deshecho la marca de amor en tu lecho…
Y goza la esquirla de nave que atroz
devana en tu pecho, fugando el ascua de Sol,
desnuda en tu lecho… Figuras de amor,
que tu cuerpo sombrío, la noche estrellada, pavor
Ensombra la esquina veloz, del tramado cabrío
que pinta con relieve el oscuro altiplano, navío
de tu risa perlada de cielo y azules miradas,
Navío pondera la noche tus diurnos enclaves
perdido en tu seno, batallas veloces que el cauce declina,
de puro tu incendio y azules golondrinas,
batalla del Oro y la nieve, en bocas y blancos relieves
de injuria la noche no helada, y de continencia breve…
Perdura así tu desnudo, fraguando el escudo, sabor
de la noche estrellada en tu cuerpo de amor,
de la sombra al jinete de Luz, bravando en tu seno tambor,
de tu espiga sediento León, que acecha en tu pena…
Figura, espartana, soliloquio dulce interior,
de la plegaria hecha hoguera, nocturno veloz,
para sedienta dulzura hecho goce de amor, y cadencia umbrosa…
Azalea, espina de corzo y función, de flores nevadas, y oscuro tenor…
Perfecto, tu traje de espuma dolió si la noche constante avisara,
sainete de bruma veloz, de incordio en tu sombra,
precipitada la luna, blancura de Oeste y fulgor,
incide en aquél clamor, vertiente la noche no helada: Princesa
te amara con santo oropel de tramado color,
y presume de cauce, vertiente la noche precisa,
su diurna pesquisa de amor en un solo sainete…
Y aleve, la tarde apacigua el color del crepúsculo rosa, de fuego de amor…
Sucinta marea rocosa y heralda la noche no abstemia,
pregunta de humo y loor, la copia salada no fuera,
bandera de sobra y amor que la noche pudiera,
y arrincono el disparo a la cuenca veloz de tu risa,
la nieve pesquisa de tu alba-claridad, que la noche no cede…
Impronta de marëa y dulzor, que la noche estrellada prohíbe…
Bermejo cauce de salada obsecuencia la noche voraz, intercede,
si espuma la noche no cede, penumbras cual júbilo veloz…
Sombra la noche en tu testa,
la herida de tu estrella no contesta…
Alejandro Rodrigo Flagel
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