Enamorada noche

Pao:

Enamorada noche


Persisto, en tus ojos de sirena, para blandir la noche,
helada conjetura: labriego salvaje del poema,
Minerva aclara en su navío fuerte pecho,
y encinta de mis Trovas, el Jazmín de su Arte Heleno,
labra en mi milenio, cautiverios asomos de blancura,
por donde riega tu pecho, lascivamente heraldo
que no el oscuro tinte de placer cae, nevando si aun estrella,
la cópula al saber, más de mi bella,
enristra tu perfume y más naufraga, en el ocioso querube
de mi amada, pues fue jazmín intonso de su arte,
aun la mirada de mi bella, en otra estrella, que caduca
el cielo darte, por si la miera de su voz, extingue, amada
el soliloquio de la boca enamorada; y en su ribete más oscuro
preludio es de su noche de sólo verso helado,
por si sobra cometa enamorado, así la voz extenúa mi diamante,
cual sólo instante perjura, si la noche, no sorna acomete
de su baile, (en otras sombras henchidas por sainete)
la boca apriete de su nervio más antaño, su solo peldaño,
que trova con la noche su incierta baguala,
perdida en el amor, ya de bengala,
y canto ciego, si no elude la sonrisa- jinete del albor y cortapisa,
herrumbre, sosiego y nacarado artista veraniego-
cual montura hedona cual sarcasmo la noche no atenúa,
vanguardia del abdomen y la saga, que glosa mente ebúrnea
contrastada de loor y ciego autismo, la boca del amor y antagonismo-
crisálida la llama perpetúa de su Ocaso,
la boca de nevisca y de Parnaso, así la noche contuviera
de tu Lira, invaluables Palomas que deliran,
su soez, marcado contrapunto, en islotes vaga fronda abriese
de su cumbre la sombra que estrechara,
su boca contra el arte que amoldara, intensamente heraldo
la mañana de su boca, cual preludio invita de tu roca,
nevada cumbre egregia- cual bautismo de una loba,
prisión de boca helada que sonroja, y, elocuente panoja
al viento inspira una guitarra- por demás altiva y cimitarra,
que la nuca, al horizonte no promete paradigma cielo esquiva
de su Luna contra intensa vanagloria del poema,
en un sobrio ademán de boca ilesa, perpetuando la pavesa,
del otro mar de Oro, si la nube- en otro interno buril no precipita,
cual helada flor admite y contrapone, incordio a la ley,
cual loca brisa, intensa de la miel y la cornisa-
elude de tus manos solo y canto, y arroja mientras tanto,
aquél pavor sentido de tu gubia, soberana flor que te desmonta,
el arrítmico placer que el oro ensaña- pretil de la artimaña,

palaciego monte, por si escasa paloma no somete,
el lirismo de tu boca, lo promete…

Mudo errante por si flor estima cauce,
golondrina de mi albor, ya no realce…


Alejandro Rodrigo Flagel

Ale