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    Mensaje por caminandobajolalluvia Jue Nov 11, 2021 4:21 am

    El mar…

    I

    El mar, como moros en la costa,
    El mar, cómo azules yermos
    El mar, cuál verdes Guillermos,
    Otro mar, de Costas blancas y nativos,
    Cuál sombra en el ayer de los cautivos:
    Otro mar, el mar y tú, son dos caminos,
    De las huellas a la orilla de Destinos,
    Camino y huella, del mar, presente estrella
    De la noche, cautiva de mi bella…!

    II


    El mar, el mar que ríe
    furia de dos serenos mares
    alzado de su voz y los juglares,
    trenzando ya su ardor, su sombra críe…
    Mirada apenas en su voz, caliginosa
    encïerro que en sus alas vitupera
    ardor y jungla que yace en primavera:
    El mar, en su rapto de sal, más espumosa…

    El mar decrece y hacia su luna se pondera,
    alía trunco su bastión, luz altanera
    soles y espejos de la mar más vulnerada,
    sobre el océano de sal enamorada…
    Canción, desvelo que maniata tu locura
    pasión sumerge su distancia en lenta albura
    de rima quede aquella flor, nevada altura
    en su ribete hacia mi flor, alada, pura…

    Ya no sostengo de mis alas, devaneo
    inmersa fragua que me oscila destemplando
    aquélla luz que apareciere ó sol mudando
    tal el crepúsculo que ciego no lo horneo…
    En mil centellas el agua, explotan olas
    con la debacle de su furia anonadada
    de plata emerge ya su luz desorbitada
    en las corolas verde mar, estrellas solas…

    La fuga como el mar, tañido espera
    el sol, como palabra en primavera,
    mis alas en tu voz, desnuda, entera
    mis vuelos en tu flor, de primavera…
    Mi sueño se cobija al verde oírme
    tras el sendero de mi sol, ó derruirme
    con el arpegio ó con la sal, de su mirada
    tal la sirena de mi sombra, encarcelada…

    Muda mi acecho ya a tu voz, pasïva cumbre
    sobre el desgano de tu flor, endecha clara
    de sol y oliva ya tu sombra enamorara
    hacia el desvelo de mi balsa, de mi lumbre…
    Mi sola füente de tus alas, en la lluvia
    extasía un ángel de resguardo entre tus ojos
    y entre tu pecho, ya las aguas con lascivia
    recuperan la fragancia a mis despojos…

    Baldada suma, inmersa en el baldío,
    mi musa exprime el sol de aquél estío…


    III



    El mar, el mar insigne, furia de dos calmas mudas,
    sementina de ardor y ya de flores,
    de fuego líquido, y miel, que el mar de amores
    en rostro estanco vuelve, y aclara y busca; sudas
    un destello de mar en el rocío,
    canto de la hiel y del estío
    que el deseo se propaga en el anochecer, latiendo
    otro mar de espuma, que en el frío, va muriendo…

    El mar, el mar que crea y besa lides,
    confrontado en el rostro de tu adarme,
    contigo el llanto de la sal, espuma pides,
    y en estro otro juglar no va a quemarme,
    si no es con el pan que ya amordaza
    la sombra del silencio en otra casa,
    en otra brisa que el llanto no depara:
    en otro mudo mar que flota y yo deseara…

    Fuente, espina, alga siniestra vuelve cena
    la de un pez atroz en verbo cano
    solícita en la lluvia de colores y de pena,
    que el canto no lascivo puede en vano
    solventar la música lïviana,
    que busca y nïeva su ducto de amor en lo profano,
    ó por amar, es gónada lunar, que afana,
    la misma sal que vierte y que se espuma en el Verano…

    Dos claros en el astro de la luna,
    de las marëas, de la sal, de la nïeve que propaga,
    que es belleza, que sabe cautivarnos con alguna
    nevada de su piel líquida que paga,
    el sol que no declara leguas y ya lenguas de canto
    en otro sol que besa ya el quebranto,
    y azora el jolgorio de la búsqueda que irisa
    el Canto de la flor, que estima prisa…

    Mudo bajel de aguas, que no afinca,
    en otra duna del Sol, playa desïerta,
    en otra miel y ardor la tea que despierta
    aún en el viento, su velo que se intrinca
    aquél soplo veloz y ya taimado,
    de tu arte enamorado,
    y sol a tientas en la noche, no crepúsculo de fuego:
    elige el bravo níquel de la arena, con su ruego…

    Y ya no anega el duelo, el mar, el mar es Vida,
    que el dosel de espuma vacua, mide
    en otra luna unánime de sombra que reside
    en otro Sol, en otra luna que despida
    el llanto, hacia la luz del Canto,
    en otra espera de hiel, de verso que compara
    la luna con el sol que me deseära,
    en otro llanto femenino que sea tanto…

    Artífice de labio y de beso comparado,
    el beso de tus rosas es amado…


    IV



    El mar, el mar insigne, furia de dos alas,
    alzado de su voz y de bengalas,
    en las cumbres de su boca en la marëa,
    de sus lazos de marëa en lenta boca,
    horizonte de su labio en la pelëa,
    de sus labios de mar, única roca…
    Persiste único vüelo, tan sólo intento,
    en la boca del mar, tan sólo el viento…

    El mar, el mar lejano, única roca en el asilo
    en el doblez del ala, del pistilo,
    ó tan lejana cumbre el mar intenta
    cual solo aliento goza y se sustenta…
    El mar, el mar oprobio, se aspavienta,
    lejana cumbre de su mar en otro asilo,
    única boca, sollozo, refucilo
    canción que emana pulcra y se revienta…

    El mar, único mar, dosel de brumas,
    tan nacarado timonel, ascua retiene
    helado de su sien, que lo contiene,
    única voz del mar, del mar y espumas…
    Lejano, ardid de sombra que la luz exhibe,
    llanto que desmesura su albedrío
    única sien del alba, verso frío,
    helado mar, único mar contra su roca…

    El mar, el lento mar, que asiste y nubla
    pajiza cuenca de la sal, verde, marina
    única voz del mar, descalza harina,
    de la sombra, el verde mar, que desanubla…
    Canción distante, única ola,
    en lentas olas va, contra sus olas,
    llanura, el verde mar, entre dos olas
    bagaje de la risa, que desola…

    Único mar que puebla, el mar embiste
    contra lo nacarado de su ola,
    frecuente mar disperso, sin su cola,
    en otras sombras verdes, que resiste…
    Aleja, aleja el mar sapiente su congoja,
    desnuda ala inerte, blande en serio,
    contra la muerte de aquél mar, que se despoja
    único sitio, verde sal, de verde imperio…

    Lento, oh ya lento, el mar nos deja,
    así acunados, por la gloria que se aleja…


    V



    El mar, el mar es lirio, el mar es pena,
    taimada de efusión y ya de arena,
    el mar sonante, adusto, verde pena,
    sobre los campos de las algas se despena…
    Y clama albor, y ya casto, poderoso
    verbo sutil, amianto candelero,
    verbo que emana loor su ardor primero,
    canto de fïebre que dobla proceloso…

    Canto del mar, el mar, el mar es cirio,
    sobre el doblez taimado de la luna:
    en verde espuma, satén, sonido apaga,
    su consonante voz de sombra bruna…
    El canto, mirada que se anega
    sobre el vals perpetuado de la ola,
    en las olas de sonar que besa y frega
    ardor sutil del mar que el agua inmola…

    Cual buzo ciego, esparce sobre el ala
    el vuelo, el viento, del ala comandante:
    la sombra negra del alba principiante,
    sobre el llanero de la fuga que recala…
    Delirio, mar delirio, que la luna opaca
    sobre quimera de voz, que el mar ataca;
    vano cincel de la nube que se opaca,
    en la distante luz de la vertiente, aplaca…

    El mar desata luces ya de ostras, ya de viajes,
    en otra sombra de luz, cual verde espejo:
    llanero estricto del mar, del mar ya viejo,
    en otra sombra azul, de voces y de trajes…
    Vencidas olas, del mar, verde, roídas,
    por el dialecto del mar, bajel que impera
    a la palabra de su vals, sonora Primavera:
    que el mar distante, imprime, conmovidas…

    Latido, espera, del mar sonante, mar adusto,
    en el distante Procusto, yace sueños;
    delgados sainetes de luna en lechos, busto,
    que la marëa cabe, y el mar derecho, empeños
    hace sonar, de la marmórea cuna atlante,
    el mar sincopante, estrecha luna
    tan penetrante, ciega, sobre el mar aúna
    doseles cobra, si mal, estrecho sueña, el robo amante…

    Besa el rocío, el mar, el mar que es uno,
    por el dosel del claro, con alguno…


    VI




    El mar, de su boca prisionero,
    de su distancia anegado contra el mar,
    empalizada, ya vuelta en lo rastrero
    en otra sombra de nieve, otro lugar…
    Boca del mar, prisionero de su boca,
    en otra isla de bruma contra el estro,
    en otra fábula de goces, otra roca
    que el amor pierde, contra el beso nuestro…

    Boca de mar, que el suspiro de su gota,
    en otra sílaba, su rostro, al palpitar
    contra la ola del mar, contra la bota,
    su amor oprobia su cisnero al crepitar…
    Boca del mar, prisionero de sí mismo
    caduco agota de sus fauces un abismo,
    que el amor duele, y ya bálsamo que flota,
    es la cadencia del ocio que rebota…

    El agua, contra el agua que decrece,
    simultánea tez, barniz que lava,
    pretérito que vuelve lo que mece:
    de su futuro, el presente brava…
    Por el sendero del mar, que el amor prueba,
    junto a la cumbre del vals, otro renuevo:
    ó junto al arte de su sombra donde llevo
    ó ya el vaivén de la ola que subleva…

    Otro mirar, otra cumbre poderosa,
    otra distancia en su luz, otro llanero
    del mar empedernido por esmero,
    el otro mar, el mar que es prosa…
    El mar que es prosa y verso, y vitupera
    el mar, que ya adusto no requiera,
    otras fauces de amor a la primera,
    otros vándalos de amor de amor de cera…

    Distante y trémulo rumiar, junto a la pena,
    el mismo mar, ardor, que ya en la arena,
    es otra ciega alcurnia, no regresa,
    ya vuelto océano en su buque, otra duquesa…
    El mismo entrante mar, el mismo sueño,
    dorado empeña de su ardor, otra quimera,
    el otro plectro audaz, de amor, cualquiera
    en otra sombra igual, de amor decenio…

    El otro vándalo de cruz, de amor en glosa
    suspiro en otro mar, de mar rotundo,
    junto a la luz del mar, del mar profundo
    del oeste al este de éste mar, que me alboroza…
    El otro espectro de la sal, que vitupera,
    con la privanza oriunda de la cal, esbirro
    en otra sombra de este mar, con el que espera,
    la luz de otro caudal, de amor bizarro…

    Es otro ciego mar, el mar pelëa,
    en el suspiro gualdo del mar, que me ajetrea,
    con el contino veloz, el mar espurio,
    con el glaseado de su sombra en otra testa,
    el mar apresta su júbilo corsario,
    del mar que vuelve de su mar, contra su resta,
    en otro vándalo lunar que me amonesta,
    tan sólo ciego, doble mar, del mar en cresta…

    El mar, el mar que ciega tantos soles,
    contra las aguas transparentes de su ansia,
    el mar, el mar azul, de prisa que no escancia
    ya no la luz del imán de oros endebles…
    Ya no lascivo del mar, del mar si tiembles,
    contra el ornato de la sal, estrecha cosa,
    vituperando el mar, desnudo puebles,
    ya no cisternas del júbilo que es glosa…

    Si mar, de su trance, no besaba,
    dos alientos de bocas, hermanaba…



    Alejandro Rodrigo Flagel




















      Fecha y hora actual: Dom Mayo 19, 2024 4:22 am