El mar…
I
El mar, como moros en la costa,
El mar, cómo azules yermos
El mar, cuál verdes Guillermos,
Otro mar, de Costas blancas y nativos,
Cuál sombra en el ayer de los cautivos:
Otro mar, el mar y tú, son dos caminos,
De las huellas a la orilla de Destinos,
Camino y huella, del mar, presente estrella
De la noche, cautiva de mi bella…!
II
El mar, el mar que ríe
furia de dos serenos mares
alzado de su voz y los juglares,
trenzando ya su ardor, su sombra críe…
Mirada apenas en su voz, caliginosa
encïerro que en sus alas vitupera
ardor y jungla que yace en primavera:
El mar, en su rapto de sal, más espumosa…
El mar decrece y hacia su luna se pondera,
alía trunco su bastión, luz altanera
soles y espejos de la mar más vulnerada,
sobre el océano de sal enamorada…
Canción, desvelo que maniata tu locura
pasión sumerge su distancia en lenta albura
de rima quede aquella flor, nevada altura
en su ribete hacia mi flor, alada, pura…
Ya no sostengo de mis alas, devaneo
inmersa fragua que me oscila destemplando
aquélla luz que apareciere ó sol mudando
tal el crepúsculo que ciego no lo horneo…
En mil centellas el agua, explotan olas
con la debacle de su furia anonadada
de plata emerge ya su luz desorbitada
en las corolas verde mar, estrellas solas…
La fuga como el mar, tañido espera
el sol, como palabra en primavera,
mis alas en tu voz, desnuda, entera
mis vuelos en tu flor, de primavera…
Mi sueño se cobija al verde oírme
tras el sendero de mi sol, ó derruirme
con el arpegio ó con la sal, de su mirada
tal la sirena de mi sombra, encarcelada…
Muda mi acecho ya a tu voz, pasïva cumbre
sobre el desgano de tu flor, endecha clara
de sol y oliva ya tu sombra enamorara
hacia el desvelo de mi balsa, de mi lumbre…
Mi sola füente de tus alas, en la lluvia
extasía un ángel de resguardo entre tus ojos
y entre tu pecho, ya las aguas con lascivia
recuperan la fragancia a mis despojos…
Baldada suma, inmersa en el baldío,
mi musa exprime el sol de aquél estío…
III
El mar, el mar insigne, furia de dos calmas mudas,
sementina de ardor y ya de flores,
de fuego líquido, y miel, que el mar de amores
en rostro estanco vuelve, y aclara y busca; sudas
un destello de mar en el rocío,
canto de la hiel y del estío
que el deseo se propaga en el anochecer, latiendo
otro mar de espuma, que en el frío, va muriendo…
El mar, el mar que crea y besa lides,
confrontado en el rostro de tu adarme,
contigo el llanto de la sal, espuma pides,
y en estro otro juglar no va a quemarme,
si no es con el pan que ya amordaza
la sombra del silencio en otra casa,
en otra brisa que el llanto no depara:
en otro mudo mar que flota y yo deseara…
Fuente, espina, alga siniestra vuelve cena
la de un pez atroz en verbo cano
solícita en la lluvia de colores y de pena,
que el canto no lascivo puede en vano
solventar la música lïviana,
que busca y nïeva su ducto de amor en lo profano,
ó por amar, es gónada lunar, que afana,
la misma sal que vierte y que se espuma en el Verano…
Dos claros en el astro de la luna,
de las marëas, de la sal, de la nïeve que propaga,
que es belleza, que sabe cautivarnos con alguna
nevada de su piel líquida que paga,
el sol que no declara leguas y ya lenguas de canto
en otro sol que besa ya el quebranto,
y azora el jolgorio de la búsqueda que irisa
el Canto de la flor, que estima prisa…
Mudo bajel de aguas, que no afinca,
en otra duna del Sol, playa desïerta,
en otra miel y ardor la tea que despierta
aún en el viento, su velo que se intrinca
aquél soplo veloz y ya taimado,
de tu arte enamorado,
y sol a tientas en la noche, no crepúsculo de fuego:
elige el bravo níquel de la arena, con su ruego…
Y ya no anega el duelo, el mar, el mar es Vida,
que el dosel de espuma vacua, mide
en otra luna unánime de sombra que reside
en otro Sol, en otra luna que despida
el llanto, hacia la luz del Canto,
en otra espera de hiel, de verso que compara
la luna con el sol que me deseära,
en otro llanto femenino que sea tanto…
Artífice de labio y de beso comparado,
el beso de tus rosas es amado…
IV
El mar, el mar insigne, furia de dos alas,
alzado de su voz y de bengalas,
en las cumbres de su boca en la marëa,
de sus lazos de marëa en lenta boca,
horizonte de su labio en la pelëa,
de sus labios de mar, única roca…
Persiste único vüelo, tan sólo intento,
en la boca del mar, tan sólo el viento…
El mar, el mar lejano, única roca en el asilo
en el doblez del ala, del pistilo,
ó tan lejana cumbre el mar intenta
cual solo aliento goza y se sustenta…
El mar, el mar oprobio, se aspavienta,
lejana cumbre de su mar en otro asilo,
única boca, sollozo, refucilo
canción que emana pulcra y se revienta…
El mar, único mar, dosel de brumas,
tan nacarado timonel, ascua retiene
helado de su sien, que lo contiene,
única voz del mar, del mar y espumas…
Lejano, ardid de sombra que la luz exhibe,
llanto que desmesura su albedrío
única sien del alba, verso frío,
helado mar, único mar contra su roca…
El mar, el lento mar, que asiste y nubla
pajiza cuenca de la sal, verde, marina
única voz del mar, descalza harina,
de la sombra, el verde mar, que desanubla…
Canción distante, única ola,
en lentas olas va, contra sus olas,
llanura, el verde mar, entre dos olas
bagaje de la risa, que desola…
Único mar que puebla, el mar embiste
contra lo nacarado de su ola,
frecuente mar disperso, sin su cola,
en otras sombras verdes, que resiste…
Aleja, aleja el mar sapiente su congoja,
desnuda ala inerte, blande en serio,
contra la muerte de aquél mar, que se despoja
único sitio, verde sal, de verde imperio…
Lento, oh ya lento, el mar nos deja,
así acunados, por la gloria que se aleja…
V
El mar, el mar es lirio, el mar es pena,
taimada de efusión y ya de arena,
el mar sonante, adusto, verde pena,
sobre los campos de las algas se despena…
Y clama albor, y ya casto, poderoso
verbo sutil, amianto candelero,
verbo que emana loor su ardor primero,
canto de fïebre que dobla proceloso…
Canto del mar, el mar, el mar es cirio,
sobre el doblez taimado de la luna:
en verde espuma, satén, sonido apaga,
su consonante voz de sombra bruna…
El canto, mirada que se anega
sobre el vals perpetuado de la ola,
en las olas de sonar que besa y frega
ardor sutil del mar que el agua inmola…
Cual buzo ciego, esparce sobre el ala
el vuelo, el viento, del ala comandante:
la sombra negra del alba principiante,
sobre el llanero de la fuga que recala…
Delirio, mar delirio, que la luna opaca
sobre quimera de voz, que el mar ataca;
vano cincel de la nube que se opaca,
en la distante luz de la vertiente, aplaca…
El mar desata luces ya de ostras, ya de viajes,
en otra sombra de luz, cual verde espejo:
llanero estricto del mar, del mar ya viejo,
en otra sombra azul, de voces y de trajes…
Vencidas olas, del mar, verde, roídas,
por el dialecto del mar, bajel que impera
a la palabra de su vals, sonora Primavera:
que el mar distante, imprime, conmovidas…
Latido, espera, del mar sonante, mar adusto,
en el distante Procusto, yace sueños;
delgados sainetes de luna en lechos, busto,
que la marëa cabe, y el mar derecho, empeños
hace sonar, de la marmórea cuna atlante,
el mar sincopante, estrecha luna
tan penetrante, ciega, sobre el mar aúna
doseles cobra, si mal, estrecho sueña, el robo amante…
Besa el rocío, el mar, el mar que es uno,
por el dosel del claro, con alguno…
VI
El mar, de su boca prisionero,
de su distancia anegado contra el mar,
empalizada, ya vuelta en lo rastrero
en otra sombra de nieve, otro lugar…
Boca del mar, prisionero de su boca,
en otra isla de bruma contra el estro,
en otra fábula de goces, otra roca
que el amor pierde, contra el beso nuestro…
Boca de mar, que el suspiro de su gota,
en otra sílaba, su rostro, al palpitar
contra la ola del mar, contra la bota,
su amor oprobia su cisnero al crepitar…
Boca del mar, prisionero de sí mismo
caduco agota de sus fauces un abismo,
que el amor duele, y ya bálsamo que flota,
es la cadencia del ocio que rebota…
El agua, contra el agua que decrece,
simultánea tez, barniz que lava,
pretérito que vuelve lo que mece:
de su futuro, el presente brava…
Por el sendero del mar, que el amor prueba,
junto a la cumbre del vals, otro renuevo:
ó junto al arte de su sombra donde llevo
ó ya el vaivén de la ola que subleva…
Otro mirar, otra cumbre poderosa,
otra distancia en su luz, otro llanero
del mar empedernido por esmero,
el otro mar, el mar que es prosa…
El mar que es prosa y verso, y vitupera
el mar, que ya adusto no requiera,
otras fauces de amor a la primera,
otros vándalos de amor de amor de cera…
Distante y trémulo rumiar, junto a la pena,
el mismo mar, ardor, que ya en la arena,
es otra ciega alcurnia, no regresa,
ya vuelto océano en su buque, otra duquesa…
El mismo entrante mar, el mismo sueño,
dorado empeña de su ardor, otra quimera,
el otro plectro audaz, de amor, cualquiera
en otra sombra igual, de amor decenio…
El otro vándalo de cruz, de amor en glosa
suspiro en otro mar, de mar rotundo,
junto a la luz del mar, del mar profundo
del oeste al este de éste mar, que me alboroza…
El otro espectro de la sal, que vitupera,
con la privanza oriunda de la cal, esbirro
en otra sombra de este mar, con el que espera,
la luz de otro caudal, de amor bizarro…
Es otro ciego mar, el mar pelëa,
en el suspiro gualdo del mar, que me ajetrea,
con el contino veloz, el mar espurio,
con el glaseado de su sombra en otra testa,
el mar apresta su júbilo corsario,
del mar que vuelve de su mar, contra su resta,
en otro vándalo lunar que me amonesta,
tan sólo ciego, doble mar, del mar en cresta…
El mar, el mar que ciega tantos soles,
contra las aguas transparentes de su ansia,
el mar, el mar azul, de prisa que no escancia
ya no la luz del imán de oros endebles…
Ya no lascivo del mar, del mar si tiembles,
contra el ornato de la sal, estrecha cosa,
vituperando el mar, desnudo puebles,
ya no cisternas del júbilo que es glosa…
Si mar, de su trance, no besaba,
dos alientos de bocas, hermanaba…
Alejandro Rodrigo Flagel
I
El mar, como moros en la costa,
El mar, cómo azules yermos
El mar, cuál verdes Guillermos,
Otro mar, de Costas blancas y nativos,
Cuál sombra en el ayer de los cautivos:
Otro mar, el mar y tú, son dos caminos,
De las huellas a la orilla de Destinos,
Camino y huella, del mar, presente estrella
De la noche, cautiva de mi bella…!
II
El mar, el mar que ríe
furia de dos serenos mares
alzado de su voz y los juglares,
trenzando ya su ardor, su sombra críe…
Mirada apenas en su voz, caliginosa
encïerro que en sus alas vitupera
ardor y jungla que yace en primavera:
El mar, en su rapto de sal, más espumosa…
El mar decrece y hacia su luna se pondera,
alía trunco su bastión, luz altanera
soles y espejos de la mar más vulnerada,
sobre el océano de sal enamorada…
Canción, desvelo que maniata tu locura
pasión sumerge su distancia en lenta albura
de rima quede aquella flor, nevada altura
en su ribete hacia mi flor, alada, pura…
Ya no sostengo de mis alas, devaneo
inmersa fragua que me oscila destemplando
aquélla luz que apareciere ó sol mudando
tal el crepúsculo que ciego no lo horneo…
En mil centellas el agua, explotan olas
con la debacle de su furia anonadada
de plata emerge ya su luz desorbitada
en las corolas verde mar, estrellas solas…
La fuga como el mar, tañido espera
el sol, como palabra en primavera,
mis alas en tu voz, desnuda, entera
mis vuelos en tu flor, de primavera…
Mi sueño se cobija al verde oírme
tras el sendero de mi sol, ó derruirme
con el arpegio ó con la sal, de su mirada
tal la sirena de mi sombra, encarcelada…
Muda mi acecho ya a tu voz, pasïva cumbre
sobre el desgano de tu flor, endecha clara
de sol y oliva ya tu sombra enamorara
hacia el desvelo de mi balsa, de mi lumbre…
Mi sola füente de tus alas, en la lluvia
extasía un ángel de resguardo entre tus ojos
y entre tu pecho, ya las aguas con lascivia
recuperan la fragancia a mis despojos…
Baldada suma, inmersa en el baldío,
mi musa exprime el sol de aquél estío…
III
El mar, el mar insigne, furia de dos calmas mudas,
sementina de ardor y ya de flores,
de fuego líquido, y miel, que el mar de amores
en rostro estanco vuelve, y aclara y busca; sudas
un destello de mar en el rocío,
canto de la hiel y del estío
que el deseo se propaga en el anochecer, latiendo
otro mar de espuma, que en el frío, va muriendo…
El mar, el mar que crea y besa lides,
confrontado en el rostro de tu adarme,
contigo el llanto de la sal, espuma pides,
y en estro otro juglar no va a quemarme,
si no es con el pan que ya amordaza
la sombra del silencio en otra casa,
en otra brisa que el llanto no depara:
en otro mudo mar que flota y yo deseara…
Fuente, espina, alga siniestra vuelve cena
la de un pez atroz en verbo cano
solícita en la lluvia de colores y de pena,
que el canto no lascivo puede en vano
solventar la música lïviana,
que busca y nïeva su ducto de amor en lo profano,
ó por amar, es gónada lunar, que afana,
la misma sal que vierte y que se espuma en el Verano…
Dos claros en el astro de la luna,
de las marëas, de la sal, de la nïeve que propaga,
que es belleza, que sabe cautivarnos con alguna
nevada de su piel líquida que paga,
el sol que no declara leguas y ya lenguas de canto
en otro sol que besa ya el quebranto,
y azora el jolgorio de la búsqueda que irisa
el Canto de la flor, que estima prisa…
Mudo bajel de aguas, que no afinca,
en otra duna del Sol, playa desïerta,
en otra miel y ardor la tea que despierta
aún en el viento, su velo que se intrinca
aquél soplo veloz y ya taimado,
de tu arte enamorado,
y sol a tientas en la noche, no crepúsculo de fuego:
elige el bravo níquel de la arena, con su ruego…
Y ya no anega el duelo, el mar, el mar es Vida,
que el dosel de espuma vacua, mide
en otra luna unánime de sombra que reside
en otro Sol, en otra luna que despida
el llanto, hacia la luz del Canto,
en otra espera de hiel, de verso que compara
la luna con el sol que me deseära,
en otro llanto femenino que sea tanto…
Artífice de labio y de beso comparado,
el beso de tus rosas es amado…
IV
El mar, el mar insigne, furia de dos alas,
alzado de su voz y de bengalas,
en las cumbres de su boca en la marëa,
de sus lazos de marëa en lenta boca,
horizonte de su labio en la pelëa,
de sus labios de mar, única roca…
Persiste único vüelo, tan sólo intento,
en la boca del mar, tan sólo el viento…
El mar, el mar lejano, única roca en el asilo
en el doblez del ala, del pistilo,
ó tan lejana cumbre el mar intenta
cual solo aliento goza y se sustenta…
El mar, el mar oprobio, se aspavienta,
lejana cumbre de su mar en otro asilo,
única boca, sollozo, refucilo
canción que emana pulcra y se revienta…
El mar, único mar, dosel de brumas,
tan nacarado timonel, ascua retiene
helado de su sien, que lo contiene,
única voz del mar, del mar y espumas…
Lejano, ardid de sombra que la luz exhibe,
llanto que desmesura su albedrío
única sien del alba, verso frío,
helado mar, único mar contra su roca…
El mar, el lento mar, que asiste y nubla
pajiza cuenca de la sal, verde, marina
única voz del mar, descalza harina,
de la sombra, el verde mar, que desanubla…
Canción distante, única ola,
en lentas olas va, contra sus olas,
llanura, el verde mar, entre dos olas
bagaje de la risa, que desola…
Único mar que puebla, el mar embiste
contra lo nacarado de su ola,
frecuente mar disperso, sin su cola,
en otras sombras verdes, que resiste…
Aleja, aleja el mar sapiente su congoja,
desnuda ala inerte, blande en serio,
contra la muerte de aquél mar, que se despoja
único sitio, verde sal, de verde imperio…
Lento, oh ya lento, el mar nos deja,
así acunados, por la gloria que se aleja…
V
El mar, el mar es lirio, el mar es pena,
taimada de efusión y ya de arena,
el mar sonante, adusto, verde pena,
sobre los campos de las algas se despena…
Y clama albor, y ya casto, poderoso
verbo sutil, amianto candelero,
verbo que emana loor su ardor primero,
canto de fïebre que dobla proceloso…
Canto del mar, el mar, el mar es cirio,
sobre el doblez taimado de la luna:
en verde espuma, satén, sonido apaga,
su consonante voz de sombra bruna…
El canto, mirada que se anega
sobre el vals perpetuado de la ola,
en las olas de sonar que besa y frega
ardor sutil del mar que el agua inmola…
Cual buzo ciego, esparce sobre el ala
el vuelo, el viento, del ala comandante:
la sombra negra del alba principiante,
sobre el llanero de la fuga que recala…
Delirio, mar delirio, que la luna opaca
sobre quimera de voz, que el mar ataca;
vano cincel de la nube que se opaca,
en la distante luz de la vertiente, aplaca…
El mar desata luces ya de ostras, ya de viajes,
en otra sombra de luz, cual verde espejo:
llanero estricto del mar, del mar ya viejo,
en otra sombra azul, de voces y de trajes…
Vencidas olas, del mar, verde, roídas,
por el dialecto del mar, bajel que impera
a la palabra de su vals, sonora Primavera:
que el mar distante, imprime, conmovidas…
Latido, espera, del mar sonante, mar adusto,
en el distante Procusto, yace sueños;
delgados sainetes de luna en lechos, busto,
que la marëa cabe, y el mar derecho, empeños
hace sonar, de la marmórea cuna atlante,
el mar sincopante, estrecha luna
tan penetrante, ciega, sobre el mar aúna
doseles cobra, si mal, estrecho sueña, el robo amante…
Besa el rocío, el mar, el mar que es uno,
por el dosel del claro, con alguno…
VI
El mar, de su boca prisionero,
de su distancia anegado contra el mar,
empalizada, ya vuelta en lo rastrero
en otra sombra de nieve, otro lugar…
Boca del mar, prisionero de su boca,
en otra isla de bruma contra el estro,
en otra fábula de goces, otra roca
que el amor pierde, contra el beso nuestro…
Boca de mar, que el suspiro de su gota,
en otra sílaba, su rostro, al palpitar
contra la ola del mar, contra la bota,
su amor oprobia su cisnero al crepitar…
Boca del mar, prisionero de sí mismo
caduco agota de sus fauces un abismo,
que el amor duele, y ya bálsamo que flota,
es la cadencia del ocio que rebota…
El agua, contra el agua que decrece,
simultánea tez, barniz que lava,
pretérito que vuelve lo que mece:
de su futuro, el presente brava…
Por el sendero del mar, que el amor prueba,
junto a la cumbre del vals, otro renuevo:
ó junto al arte de su sombra donde llevo
ó ya el vaivén de la ola que subleva…
Otro mirar, otra cumbre poderosa,
otra distancia en su luz, otro llanero
del mar empedernido por esmero,
el otro mar, el mar que es prosa…
El mar que es prosa y verso, y vitupera
el mar, que ya adusto no requiera,
otras fauces de amor a la primera,
otros vándalos de amor de amor de cera…
Distante y trémulo rumiar, junto a la pena,
el mismo mar, ardor, que ya en la arena,
es otra ciega alcurnia, no regresa,
ya vuelto océano en su buque, otra duquesa…
El mismo entrante mar, el mismo sueño,
dorado empeña de su ardor, otra quimera,
el otro plectro audaz, de amor, cualquiera
en otra sombra igual, de amor decenio…
El otro vándalo de cruz, de amor en glosa
suspiro en otro mar, de mar rotundo,
junto a la luz del mar, del mar profundo
del oeste al este de éste mar, que me alboroza…
El otro espectro de la sal, que vitupera,
con la privanza oriunda de la cal, esbirro
en otra sombra de este mar, con el que espera,
la luz de otro caudal, de amor bizarro…
Es otro ciego mar, el mar pelëa,
en el suspiro gualdo del mar, que me ajetrea,
con el contino veloz, el mar espurio,
con el glaseado de su sombra en otra testa,
el mar apresta su júbilo corsario,
del mar que vuelve de su mar, contra su resta,
en otro vándalo lunar que me amonesta,
tan sólo ciego, doble mar, del mar en cresta…
El mar, el mar que ciega tantos soles,
contra las aguas transparentes de su ansia,
el mar, el mar azul, de prisa que no escancia
ya no la luz del imán de oros endebles…
Ya no lascivo del mar, del mar si tiembles,
contra el ornato de la sal, estrecha cosa,
vituperando el mar, desnudo puebles,
ya no cisternas del júbilo que es glosa…
Si mar, de su trance, no besaba,
dos alientos de bocas, hermanaba…
Alejandro Rodrigo Flagel
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