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por Dos soledades
Murmuras soledades en tus ojos,
claro albor que derrocha manantiales
taciturnos en flor, son celestiales,
y besan con la sombra de mi orgullo…
Sombras besan sombras, no languidecen,
cual estuarios tu flora me adormece,
con la sal de tus pies, que no humedece
silencio de tu voz, que ahora enmudece…
Soy Música en el llanto de palabras,
que palabras, tus pies no desoyeran
soy la sombra en la boca de palabras,
tu boca olvidará, si no te oyeran,
cual las palabras dulces que destinan
son labios que florecen y te admiran
la corte de tu rosa, que aun germina,
vergeles que has sembrado en tu juglar…
Dos soledades penan con tu llanto,
y a duras penas evocan ausencias
el rostro de mi náufrago, no esconde:
pacientes horas, por llegar al mar,
para vestir tus pies, de helada ausencia
que mi silencio cree enamorar:
Ooh! Dime: si mi sed vuelve a aquél mar!
…Porque mis labios te quieren amar…!
Están tus ojos solos, con mi alma,
y en mi regazo imploras ya la vida,
de una congruente espada, que, vencida
vuelve a tus labios dar, toda mi calma…
Están mis ojos claros en tu búsqueda!
Pretil oh de la fe, de diurna acequia,
por mi desierto sé qué sombra apremia:
la de tus manos rosas, noche seda…
Sin ti, no he muerto aún, mi llama arpía
tú el claro rosedal de mi delirio,
que se consume el fuego a mi martirio
y en bocas, sólo ha, desorbitado…
Pluguiera mi Sol fausto anochecerte,
-crepúsculos violetas en tus ojos-
encienden el zafiro, -fuego en piedras-
perlando tu fulgor, en otras hiedras…
Me empuja el viento –a tus labios rojos,
y el alma quedará sola en principio-
Pero el rocío de tu amor presente,
alineará los álamos, urgente
facultando las rosas, en hechizo,
penetrar este claro Paraíso,
Do tus pies, clara huella, mi latido,
son en mi alba, la primera estrella…
El viento arde en la primera estrella,
polvo y camino, lleva a la más bella...
Murmuras soledades en tus ojos,
claro albor que derrocha manantiales
taciturnos en flor, son celestiales,
y besan con la sombra de mi orgullo…
Sombras besan sombras, no languidecen,
cual estuarios tu flora me adormece,
con la sal de tus pies, que no humedece
silencio de tu voz, que ahora enmudece…
Soy Música en el llanto de palabras,
que palabras, tus pies no desoyeran
soy la sombra en la boca de palabras,
tu boca olvidará, si no te oyeran,
cual las palabras dulces que destinan
son labios que florecen y te admiran
la corte de tu rosa, que aun germina,
vergeles que has sembrado en tu juglar…
Dos soledades penan con tu llanto,
y a duras penas evocan ausencias
el rostro de mi náufrago, no esconde:
pacientes horas, por llegar al mar,
para vestir tus pies, de helada ausencia
que mi silencio cree enamorar:
Ooh! Dime: si mi sed vuelve a aquél mar!
…Porque mis labios te quieren amar…!
Están tus ojos solos, con mi alma,
y en mi regazo imploras ya la vida,
de una congruente espada, que, vencida
vuelve a tus labios dar, toda mi calma…
Están mis ojos claros en tu búsqueda!
Pretil oh de la fe, de diurna acequia,
por mi desierto sé qué sombra apremia:
la de tus manos rosas, noche seda…
Sin ti, no he muerto aún, mi llama arpía
tú el claro rosedal de mi delirio,
que se consume el fuego a mi martirio
y en bocas, sólo ha, desorbitado…
Pluguiera mi Sol fausto anochecerte,
-crepúsculos violetas en tus ojos-
encienden el zafiro, -fuego en piedras-
perlando tu fulgor, en otras hiedras…
Me empuja el viento –a tus labios rojos,
y el alma quedará sola en principio-
Pero el rocío de tu amor presente,
alineará los álamos, urgente
facultando las rosas, en hechizo,
penetrar este claro Paraíso,
Do tus pies, clara huella, mi latido,
son en mi alba, la primera estrella…
El viento arde en la primera estrella,
polvo y camino, lleva a la más bella...
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