Llamo a tu ventana, Aprile:
Es el atardecer, el crepúsculo que habita
entre tus labios y los míos.
La luna brilla más tu contorno celeste, como un arco
que dispara flechas a través de nuestras almas.
El frío de esta primavera, me adolece
como una sombra azul que tu cuerpo desea…
Fragancia del mar, en tu silencio, nieva sobre mis pies,
las aguas dentelladas...
Voy recorriendo, herido, adentro de tus ojos,
la marea que espera mis navíos blancos, como una sorda pupila
te busca en la esmeralda… Mi boca, acierta entre tus senos
esta pandemia loca, que encierra nuestros cuerpos en un barco...
Busco neblinas claras y transparentes, que, como una túnica
desvisten tu cuerpo entre las rosas.
Quiero besar la humedad de tus labios. Tal vez la noche no posea
este calmo delirio
que envuelve de tu pelo toda la fragancia que encierra tu silencio.
Hemos de caminar desnudos, por la playa del amanecer,
hasta que soles despidan tus senos, en un blanco oasis.
Recojo pálpitos de tu sombra en tu boca nocturna,
como una simple ráfaga de océano, que buscas en mi cuerpo…
Anoche se vistieron tus miradas de jazmines claros,
en perfumes de verano, que tus pechos sucumbían en mis fauces…
Toda la luna cae, sobre tu racimo, enamorando de tu cuerpo
las falenas, que beben de tu sombra con mi sueño de relámpago.
Toda la lluvia cae, devorando tus ventanas nocturnas,
como blancos papeles de amor se iluminan en el fuego, de tu sonrisa que amo.
Alejandro Rodrigo Flagel
Es el atardecer, el crepúsculo que habita
entre tus labios y los míos.
La luna brilla más tu contorno celeste, como un arco
que dispara flechas a través de nuestras almas.
El frío de esta primavera, me adolece
como una sombra azul que tu cuerpo desea…
Fragancia del mar, en tu silencio, nieva sobre mis pies,
las aguas dentelladas...
Voy recorriendo, herido, adentro de tus ojos,
la marea que espera mis navíos blancos, como una sorda pupila
te busca en la esmeralda… Mi boca, acierta entre tus senos
esta pandemia loca, que encierra nuestros cuerpos en un barco...
Busco neblinas claras y transparentes, que, como una túnica
desvisten tu cuerpo entre las rosas.
Quiero besar la humedad de tus labios. Tal vez la noche no posea
este calmo delirio
que envuelve de tu pelo toda la fragancia que encierra tu silencio.
Hemos de caminar desnudos, por la playa del amanecer,
hasta que soles despidan tus senos, en un blanco oasis.
Recojo pálpitos de tu sombra en tu boca nocturna,
como una simple ráfaga de océano, que buscas en mi cuerpo…
Anoche se vistieron tus miradas de jazmines claros,
en perfumes de verano, que tus pechos sucumbían en mis fauces…
Toda la luna cae, sobre tu racimo, enamorando de tu cuerpo
las falenas, que beben de tu sombra con mi sueño de relámpago.
Toda la lluvia cae, devorando tus ventanas nocturnas,
como blancos papeles de amor se iluminan en el fuego, de tu sonrisa que amo.
Alejandro Rodrigo Flagel
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