Tu fuga del delirio
Tu fuga del delirio, en soplo constante,
arremete la lluvia de mis besos
e imparte fracasos encubiertos
que la brisa de tu sombra no declina, temeroso-
por si las fauces que englutieran a mis sobras,
-no pertenezca amor- más, si la brisa disturbase en soliloquio helado-
perfumara más la sombra derruida en tu sainete, -herido, claro- de la voz y de su arpegio,
no nevara la forma, que, indómita fugase
como soplo estéril de la forma-
y salpicase de rubor la confrontada espuma silvestre de madejas-
que el collado, apaciguara en brumas y antagónicas letanías
de invierno poderoso
Y calmo, cual fluir, del roce de la espada
-alerce trovando la cautela-
e implorando fecundidad del goce
-prematuro de olivo-
Oooh, soliloquio parco! Ooh naciente esmeralda!
Tú la Trova, Tú la noche, escéptica cual deglutir anidado infortunio!
Todo parece concluir en la nevada forma,
Todo parece, asemejarse al graznido de Poetas, -helada espuma de frialdad cosmética!-
Todo parece hilvanar en el ocaso septentrional gota de laja de alfarero,
Alcurnia so nevada
en incauto amanecer!
Toda la frialdad de los poetas, es el cosmético volcán, que abruptamente imparte en su frescura miel helada! el fuego de la miel!
Ooooh, floridas Nenúfares con alas!
Son Náyades eternas, las terminantes boas constrictoras del pelambre helicoidal de la Marea!
Oooh, Sirenas vencedoras, vengadoras de un unísono cautiverio!
Acechando el mundo!
Palabras de hiel, performan su grandeza Otoñal,
cual bello afianza de sí mismo, un cabizbajo oropel
de curtiembre helado,
sosegado,
mortal,
efímero
Trance, que voluptuoso de su aroma intercede en la penumbra quieta de este atardecer que declina el paso ante tu mirada alerta
Roída sepultura, de nevada efigie!
Prendado en su súbita marea, confrontando ocaso
Perfume y altura nevada de su efigie,
nace del altruista Verbo
que declina la Marea, en contra el viento! El Viento!
Azor que devuelve suspiros nevando la azalea, escoplo gris de la noche, de la tarde hambrienta, circunstancia tenue del blandir océano y deslumbre del canalla
Cual copia herida del burdel
que azora
y vitupera Sargazos de amor sobre la herida!
Tu fuga del delirio acomete sin la prisa,
de esotro manto de arena, albor incierto de pisada agreste!
Numen, gallarda senectud, prontitud de la batalla ante
retórico sainete, aquejando la sorpresa de las aves más despiertas,
de las aves más poetas!
Sombra! Corolario de la bruma, donde acecha el Redentor, toda congoja
que la noble espina, anuncia si al caer,
el mar de su sargazo,
esgrime la piadosa circunferencia helada de ponzoña, clavel, matuasto, Gloria,
de Rosa sepultada en su Misterio
Claro clavel, evoca claridades
Andábase la golondrina sabia en el dintel
opaco mueble si de Ángel no sostiene
Una Gaviota presagia tenebroso claustro de marfil
donde otea una paloma confrontada con el muro
Prisión de libertad que acecha
el incordio de la forma,
por donde el suspiro busca su atropello,
y el helado Cielo, alude a las Estrellas que oran en la brisa de su Arte,
cual bisela
un claustro herido en soliloquio,
paulatino, si de ángel se tratara, ó doncella matutina su corriente belleza ya sin par
desmedida,
vuelta al lienzo de una marea nocturna y de Silencio, atropellada
por la Asunción
de una vela
y ya su hechizo.
La noche, ensambla acordes de notas musicales en la forma y en el numen que gallarda belleza es al latir confrontaciones de alambique
Distinguida, Ooh, distinguida noche, de plúmbeo atardecer, sosegado por la miera y bajo pinos...
Tu fuga del delirio, en soplo constante,
arremete la lluvia de mis besos
e imparte fracasos encubiertos
que la brisa de tu sombra no declina, temeroso-
por si las fauces que englutieran a mis sobras,
-no pertenezca amor- más, si la brisa disturbase en soliloquio helado-
perfumara más la sombra derruida en tu sainete, -herido, claro- de la voz y de su arpegio,
no nevara la forma, que, indómita fugase
como soplo estéril de la forma-
y salpicase de rubor la confrontada espuma silvestre de madejas-
que el collado, apaciguara en brumas y antagónicas letanías
de invierno poderoso
Y calmo, cual fluir, del roce de la espada
-alerce trovando la cautela-
e implorando fecundidad del goce
-prematuro de olivo-
Oooh, soliloquio parco! Ooh naciente esmeralda!
Tú la Trova, Tú la noche, escéptica cual deglutir anidado infortunio!
Todo parece concluir en la nevada forma,
Todo parece, asemejarse al graznido de Poetas, -helada espuma de frialdad cosmética!-
Todo parece hilvanar en el ocaso septentrional gota de laja de alfarero,
Alcurnia so nevada
en incauto amanecer!
Toda la frialdad de los poetas, es el cosmético volcán, que abruptamente imparte en su frescura miel helada! el fuego de la miel!
Ooooh, floridas Nenúfares con alas!
Son Náyades eternas, las terminantes boas constrictoras del pelambre helicoidal de la Marea!
Oooh, Sirenas vencedoras, vengadoras de un unísono cautiverio!
Acechando el mundo!
Palabras de hiel, performan su grandeza Otoñal,
cual bello afianza de sí mismo, un cabizbajo oropel
de curtiembre helado,
sosegado,
mortal,
efímero
Trance, que voluptuoso de su aroma intercede en la penumbra quieta de este atardecer que declina el paso ante tu mirada alerta
Roída sepultura, de nevada efigie!
Prendado en su súbita marea, confrontando ocaso
Perfume y altura nevada de su efigie,
nace del altruista Verbo
que declina la Marea, en contra el viento! El Viento!
Azor que devuelve suspiros nevando la azalea, escoplo gris de la noche, de la tarde hambrienta, circunstancia tenue del blandir océano y deslumbre del canalla
Cual copia herida del burdel
que azora
y vitupera Sargazos de amor sobre la herida!
Tu fuga del delirio acomete sin la prisa,
de esotro manto de arena, albor incierto de pisada agreste!
Numen, gallarda senectud, prontitud de la batalla ante
retórico sainete, aquejando la sorpresa de las aves más despiertas,
de las aves más poetas!
Sombra! Corolario de la bruma, donde acecha el Redentor, toda congoja
que la noble espina, anuncia si al caer,
el mar de su sargazo,
esgrime la piadosa circunferencia helada de ponzoña, clavel, matuasto, Gloria,
de Rosa sepultada en su Misterio
Claro clavel, evoca claridades
Andábase la golondrina sabia en el dintel
opaco mueble si de Ángel no sostiene
Una Gaviota presagia tenebroso claustro de marfil
donde otea una paloma confrontada con el muro
Prisión de libertad que acecha
el incordio de la forma,
por donde el suspiro busca su atropello,
y el helado Cielo, alude a las Estrellas que oran en la brisa de su Arte,
cual bisela
un claustro herido en soliloquio,
paulatino, si de ángel se tratara, ó doncella matutina su corriente belleza ya sin par
desmedida,
vuelta al lienzo de una marea nocturna y de Silencio, atropellada
por la Asunción
de una vela
y ya su hechizo.
La noche, ensambla acordes de notas musicales en la forma y en el numen que gallarda belleza es al latir confrontaciones de alambique
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