Candil esperando el romance…
Rostro tibio de belleza, envidia no la noche toma,
insólita prez do redunda la ágil brecha,
de tu palma, conmigo deshecha, en flor y aroma
pulcritud nevada, hostil asíase derecha,
la voluntad que persiste en tu silencio,
cual álveo amor, trocado en el desvelo,
paciente negro pelo, que torcíase en la espuma, celo
y verso que el copioso dolor imparte, vacío
Estilizado de tu negro albor, derrama la copa,
azul de mi congoja desvelada si la noche,
otra paciente trova no vulgar retiñe,: arpa,
dosel de blancas liras entorpece y azul noche,
incauta de su pregón en lágrima terrena
besa de tu bruma, cual sordo trasto evaneciera,
tu pretil verso, que acaudala, tras el vino, pena
del albor solo martirio, dulce, adoleciera
Contraste, sombrío, no adormece sin la espera
de tu boca en pausa, agote la manera
que tu risa, incauta del velamen de tus piernas,
encubriera los campos solos de rosas en los pinos,
do vuelan tus amores vacilados en silentes lucernas
entre tropos helados, versos buenos, ambarinos
Que la desnuda tez de tus pupilas engrandece,
tropel de sombras en furor, y engalanada, mece
Risueña, aún en el venablo, de su corto mutismo,
acicalada de labios precursores, aliviana tu manto
y enclaustra la vendimia de tus flores, tanto
vuela con el canto, su amor, hendido paroxismo,
secando en la marea, su boca de mar, tras el sigilo
que tu nombre detalla, agora triste y no mundano,
canto del albor y de la mano; historia no vacilo
condoler azul, la misma desnudez que albor soprano
Prisa no envilece, canto no mortuorio, paradigma,
rostro del Tiempo voraz, sin esa alquimia,
que lo somete a sendar, boca ingrato suspirar,
aleve dolor, emancipa su fulgor, tamo que eximia
mano, destello precoz, eleva: claro aluvión,
por boca helada, la misma Pasión,
que el canto prueba, al combatir silencio:
núblase el dolor, ó la blanca efusión que no sentencio.
Enerva, si taimada bruma no acomete en su suspiro,
Canto veloz. Ó ya la boca herida, su solo plectro
no adormece sin su bruma, el Coliseo del amor,
tamo cancino, doblez del áurea muda y de su espectro
Herida sombra, acomete la palabra,
y, en la ruina endeble yace muda,
cual sorda su esbeltez, aleve, oscura,
ribete de pasión, y sorda usura
Verso motor, pronuncia descabello;
altiva noche, alcanza tu vuelo, bello...
Rostro tibio de belleza, envidia no la noche toma,
insólita prez do redunda la ágil brecha,
de tu palma, conmigo deshecha, en flor y aroma
pulcritud nevada, hostil asíase derecha,
la voluntad que persiste en tu silencio,
cual álveo amor, trocado en el desvelo,
paciente negro pelo, que torcíase en la espuma, celo
y verso que el copioso dolor imparte, vacío
Estilizado de tu negro albor, derrama la copa,
azul de mi congoja desvelada si la noche,
otra paciente trova no vulgar retiñe,: arpa,
dosel de blancas liras entorpece y azul noche,
incauta de su pregón en lágrima terrena
besa de tu bruma, cual sordo trasto evaneciera,
tu pretil verso, que acaudala, tras el vino, pena
del albor solo martirio, dulce, adoleciera
Contraste, sombrío, no adormece sin la espera
de tu boca en pausa, agote la manera
que tu risa, incauta del velamen de tus piernas,
encubriera los campos solos de rosas en los pinos,
do vuelan tus amores vacilados en silentes lucernas
entre tropos helados, versos buenos, ambarinos
Que la desnuda tez de tus pupilas engrandece,
tropel de sombras en furor, y engalanada, mece
Risueña, aún en el venablo, de su corto mutismo,
acicalada de labios precursores, aliviana tu manto
y enclaustra la vendimia de tus flores, tanto
vuela con el canto, su amor, hendido paroxismo,
secando en la marea, su boca de mar, tras el sigilo
que tu nombre detalla, agora triste y no mundano,
canto del albor y de la mano; historia no vacilo
condoler azul, la misma desnudez que albor soprano
Prisa no envilece, canto no mortuorio, paradigma,
rostro del Tiempo voraz, sin esa alquimia,
que lo somete a sendar, boca ingrato suspirar,
aleve dolor, emancipa su fulgor, tamo que eximia
mano, destello precoz, eleva: claro aluvión,
por boca helada, la misma Pasión,
que el canto prueba, al combatir silencio:
núblase el dolor, ó la blanca efusión que no sentencio.
Enerva, si taimada bruma no acomete en su suspiro,
Canto veloz. Ó ya la boca herida, su solo plectro
no adormece sin su bruma, el Coliseo del amor,
tamo cancino, doblez del áurea muda y de su espectro
Herida sombra, acomete la palabra,
y, en la ruina endeble yace muda,
cual sorda su esbeltez, aleve, oscura,
ribete de pasión, y sorda usura
Verso motor, pronuncia descabello;
altiva noche, alcanza tu vuelo, bello...
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