Femenino contraste, apasionada nieve…

Femenino contraste, apasionada nieve…

Femenino contraste, apasionada nieve,
desnuda llama de frío, estertor y lava,
distancia en tu frescura, tan nítida la lleve,
tu voz, tu voz amante, desnuda, que alaba…
Prisión, pasión emerge de tu cintura brava,
helecho de efusión, rescoldo de la nieve,
tan fría y en albor, lindísimo sea breve,
desnudo élitro de mar, sobre el que brava…

Tu pies, sendero de oro, descubre su silencio,
y hostiga el habla la noche de su duelo:
y enciende en tu verano, desnudo pañuelo,
la seda de un dolor, que es pausa, y es silencio…
Canción que emerge de tu boca, clara,
distante la efusión, tan nítida descubre
el oro de tu amor, trasluce sueño, encubre,
lo bello en otra sombra de ardor a la que aclara…

Verso, verso que prepara, la diestra de la pluma
engalanada espera, de nube, ardor que fragua,
unida y lisonjera, y moja de entre el agua
su Voz, henchida bruma, que líquida rezuma…
Fragor, fragor y diestra, la Nínive que süeña,
contorno, luego asido, clemátide despeña,
lo blanco de su dueña; tenor, y ya sombrío
caduco verbo amante, loor y ya el estío…

Trepana luego, impropia, la mueve, y busca el oro,
contiguo azar le duele, adusta y luego elëva,
la diestra se sublëva, y el canto en el decoro,
abruma y luego entalla, la mística que lleva…
Eleva y luego árde, trepana y busca el cetro
contorno luego asido, y música en el plectro
que ya no hace sonar: y embiste de la nieve,
la brisa en otro arcángel, de música que eleve…

Torcido, y luego emana, sofoco tras su rüina,
embiste luego el paso, distante, no culmina,
en oro tras tu planta, y luego bebe el paso,
la voz que luego eleva, si música no trazo…
Cordel, llanero adusto, y música trepana,
en otro ardor más bello, si música livïana,
en otro ardor embiste, cautivo donde me halla,
la música es afable, contigo y su muralla…

Frescura de la nieve en el rocío,
imperturbable sombra a mi amorío…