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por Un solo cielo
Un solo cielo de núbiles pertrechos
desboca tus alas, de oro y plata oscura,
y en ojos de labios de tersa mi locura
escribes las sombras con besos en tus pechos…
Ya busca tu trino, el solo errante labio,
do tu arte, me inflama, jocundo pero amante
y, en otro, constante, de oros y de oprobio,
desliza tu goce, oriundo del infante…
La búsqueda del arpa, donde dejó mi crimen
el hondonado sueño, desmesurado arrobo,
en otras desmesuras, alientan más a un lobo
que busca con sus penas, desanidar el himen…
El rojo sol escucha, bermeja en otro süeño,
acantilado y laja, desnuda de su fauna
solícita rescalda, su fornitura al dueño,
del arte que no sabe, que en sombras se vacuna…
Mis ojos se desploman, del circo de tus alas
trepando golondrinas, en rostros ya no inciertos,
en búsquedas livïanas, y tersas y de aciertos
que las bocas deformes, enuncian en las galas…
Mis ojos toman sueño, distante su murmullo,
ó cautivado isleño, no árde su futuro,
de sombras pero en rüido, de ver aún el barullo
las sombras ya no inquïetan, si luz busca su lauro…
Trepanas el olvido, las juncias no reparan
los daños que se han hecho, las bocas olvidadas
del sueño acribillado, de balas respaldadas,
equívocas jugadas, en sombras se preparan…
Para latir, el sable, no hiere sin promesa
de la promesa errante, su boca le confiere,
su música hace danza, el baile que digiere,
su sombra más precisa, destello es, de belleza…
Ve con el Sacerdote, ante la luz, declara,
antes que cante el Gallo, antes que el Sol, no muera
cultiva la honradez, prepárate tu cara,
no escondas el silencio, que el rostro no enumera…
Preséntate ante Dios, y ante tu hermano llora,
vacía las memorias, que en el carbón no arde
enuncia la Verdad, antes que sea hora,
latir no es vanidad, vive aunque sea tarde…
No es tarde para Dios, no es tarde para ti,
tu culpa no se lava, sin la luz que hay en ti.
Un solo cielo de núbiles pertrechos
desboca tus alas, de oro y plata oscura,
y en ojos de labios de tersa mi locura
escribes las sombras con besos en tus pechos…
Ya busca tu trino, el solo errante labio,
do tu arte, me inflama, jocundo pero amante
y, en otro, constante, de oros y de oprobio,
desliza tu goce, oriundo del infante…
La búsqueda del arpa, donde dejó mi crimen
el hondonado sueño, desmesurado arrobo,
en otras desmesuras, alientan más a un lobo
que busca con sus penas, desanidar el himen…
El rojo sol escucha, bermeja en otro süeño,
acantilado y laja, desnuda de su fauna
solícita rescalda, su fornitura al dueño,
del arte que no sabe, que en sombras se vacuna…
Mis ojos se desploman, del circo de tus alas
trepando golondrinas, en rostros ya no inciertos,
en búsquedas livïanas, y tersas y de aciertos
que las bocas deformes, enuncian en las galas…
Mis ojos toman sueño, distante su murmullo,
ó cautivado isleño, no árde su futuro,
de sombras pero en rüido, de ver aún el barullo
las sombras ya no inquïetan, si luz busca su lauro…
Trepanas el olvido, las juncias no reparan
los daños que se han hecho, las bocas olvidadas
del sueño acribillado, de balas respaldadas,
equívocas jugadas, en sombras se preparan…
Para latir, el sable, no hiere sin promesa
de la promesa errante, su boca le confiere,
su música hace danza, el baile que digiere,
su sombra más precisa, destello es, de belleza…
Ve con el Sacerdote, ante la luz, declara,
antes que cante el Gallo, antes que el Sol, no muera
cultiva la honradez, prepárate tu cara,
no escondas el silencio, que el rostro no enumera…
Preséntate ante Dios, y ante tu hermano llora,
vacía las memorias, que en el carbón no arde
enuncia la Verdad, antes que sea hora,
latir no es vanidad, vive aunque sea tarde…
No es tarde para Dios, no es tarde para ti,
tu culpa no se lava, sin la luz que hay en ti.
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