Distante y sombra

Distante y sombra

Desde el arte de tu voz, tu sombra quema
despiadado en tu almenar, en tu diadema,
fue la hermosura de tu sombra, en voz triunfante
desde la sombra de tu luz, tu sombra rémora...
De tu dulzura, viene el arte en luz amante
tan arraigado del peso de mis ansias, y adora
en tu suspiro vanidades, con el coloquio
de la frente que demora... El obsequio

De tu rostro imprime auras, que sólo sombras
hilvanadas en la plata, son gallardías de la ruina
en bofetadas, que la luna en sus diamantes, alumbras…
Mi amor decrece entre finuras, donde, endrina
la sombra bate, ofuscada del aliento,
la marejada de mi voz, donde yo intento
la luz acaba donde ornatos sempiternos,
son bóveda de mares, y de eternos…

La brisa no se esconde, y, ultimada
me fragua dócil, la constante llamarada,
que azul invoca en el azul, mi sol de aurora
legitimando mi marea ruiseñora…
Casi del arte, se empella con abismos
en la búsqueda a mi glosa, con suspiros,
en voz mediante, ya la sombra y sus cubismos,
tañe la artesa que los nombra, y sus zafiros…

En voz de pena, nomenclatura palacïega,
donde lo amante, sin incordio no se mengua
atolondrado del dolor y de la lengua,
tu voz procura el celibato de una entrega…
Mi Sol desata de lo falso las botellas
para el brindis de los ángeles de alcurnia,
sobre la casta entonación de mi bigornia
adora el trance de mi rostro, de mis bellas…

Mi rostro es nada, -no la sombra-sin el estro
caduco inquiere sobre tamos y delego
el verso entrego sobre ascuas, sobre nuestro
ademán de mis donceles, que no niego…
Mis ojos –huellas- de lo fatuo en otra muda,
sobre el rostro de mi sombra, de mi arte
confrontado contra el arte de mi nada
mi voz enseña en maravillas, anonada…

El viento no contesta su llamado,
el astro de mi resta enfunda lides
confrontado con lo ciego, tú me pides
todo el ciego ademán de mi altercado…
Todo el habla de los vientos, sueña alarde
contra célibes vientos, me persüade,
contra el ego de los vientos, sombras árde
y en el mar, constante, bruno, nace náyade…

Sobre lo ciego de mi incordio, mudo flota
la gallardía del Verano en tu simiente,
por donde estrellas adueñadas de mi mente
árde en espumas, contra el élitro que embota…
Mi solo cirio acumula en la vertiente,
de la epopeya ruin, su marejada
contra el declive de los astros de mi armada
sombra perenne, contra el ala de la nada…

Mi rota huella, no desespera en mi llamado
contra las algas de lo blando, de la bruma,
ó rotas mellas de holocausto, y de Fortuna
contra la mella de los cantos, lo soñado…
Hunde en su Paz, la sombra de mi testa
algarabía contra amante, lo canario,
de mi fortuna en otro célibe inventario
por donde árde mi epopeya, y contrarresta…

No lo beato, no la risa de la histeria,
clama el albor de la rosa, mi miseria…