Abrevadero de plumas
Empalizad, la rústica figura, que sin ornato fúnebre no escolta
de su epopeya, el rostro que interpela, fraguando su bandera,
en rotas artes, dulcísimo repara, y aflora entre quimeras, el vano hilar del habla y su manera, torcida sepultura del verbo que no impera…
El rostro viene dando, asombro a su bandada,
de trunco amor destila, y azoga su mirada: retórica explanada…
El verbo de su trance, es soplo maniatado, que el verso entre su lira
despeja de su bronce, y en aguas que se aclara, efluvio trae a vena
suspiro de su pena, libando su muralla, estoico ademán justo, domando el pedregullo
de cal bandida y arma. Doseles en su trasto, encomian su dialecto:
perfumes, que las aves, englosan en suspiro, y atacan su zafiro, inertes de su paso
que por doquier, su habla, en otros sortilegios, espuma de colegios
en verso maniatado: de su labor pintado, exhuma los colores
y pinta sus fulgores, cual sesgo de fortuna... Y enrostra en su mirada,
aquél célibe de cuarzo, que en multitud de marzo,
adueña su pisada, y versa su mirada, cual claro del poema,
su finta, su anatema, su trazo y su cincel, apañe de su glosa
mi laurel…
Empalizad, la rústica figura, que sin ornato fúnebre no escolta
de su epopeya, el rostro que interpela, fraguando su bandera,
en rotas artes, dulcísimo repara, y aflora entre quimeras, el vano hilar del habla y su manera, torcida sepultura del verbo que no impera…
El rostro viene dando, asombro a su bandada,
de trunco amor destila, y azoga su mirada: retórica explanada…
El verbo de su trance, es soplo maniatado, que el verso entre su lira
despeja de su bronce, y en aguas que se aclara, efluvio trae a vena
suspiro de su pena, libando su muralla, estoico ademán justo, domando el pedregullo
de cal bandida y arma. Doseles en su trasto, encomian su dialecto:
perfumes, que las aves, englosan en suspiro, y atacan su zafiro, inertes de su paso
que por doquier, su habla, en otros sortilegios, espuma de colegios
en verso maniatado: de su labor pintado, exhuma los colores
y pinta sus fulgores, cual sesgo de fortuna... Y enrostra en su mirada,
aquél célibe de cuarzo, que en multitud de marzo,
adueña su pisada, y versa su mirada, cual claro del poema,
su finta, su anatema, su trazo y su cincel, apañe de su glosa
mi laurel…
Miér Abr 17, 2024 4:52 pm por caminandobajolalluvia
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