Mal domingo

Mal domingo

Sé bien que no han cambiado aquí las cosas.
Despierto y las preguntas siguen a mi lado,
las cuentas que no pago, las revistas
que no leí porque elegí mirar el techo.
Sé bien que afuera el mismo cielo opaco
me espera para trabajar, para ir al banco,
para darle el pésame a la viuda del vecino,
para mirar de reojo aquellas piernas por la calle,
para dejar atrás los sueños del pasado.
Sé bien que nadie viene, que me muevo
tan sólo en pensamientos, en recuerdos, en palabras,
que cuando el mal olor alerte a los vecinos
y echen abajo la puerta para llegar hasta mi cama
los veré como son: muertos iguales a nosotros,
muertos como yo, palideciendo en el domingo.

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01 02 15