Remedos sin valor

Remedos sin valor

Pero no estás ni vienes, te has perdido
y acaricio la aurora sin tus dedos,
levanto la mañana sin tus ruedos
y sigo en solitario mi latido.

Parece que yo mismo me he rendido,
que no quiero ni verte, que en los miedos
de no saber de ti y a pasos quedos
me alejo, me remonto, me hago el ido.

Y así es que en la ciudad, sin más latido,
pareces un fantasma sin denuedos,
parezco un lagrimón para tu olvido.

Pero, sin estar más, no hay más enredos,
que es todo seguir ya y hacerse olvido,
y el resto del vivir, sólo remedos.

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30 12 14