Sostén de fuegos fatuos

Sostén de fuegos fatuos y muros invisibles,
nevado en el ardor de mil llamadas de Universo,
en el jocundo sol derrama, ya la llama, donde inmerso
cabe al cielo la esperanza y las sílabas plausibles,
de mi estro confundido con el ala de mi amparo
donde nace cedro caro, fornitura a mi desgano,
y en la sílaba que gano, yace al fin mi canto caro
donde hermana de mi verso, ya el verso de tu mano…

Sostén de fuegos fatuos, y sílabas mundanas,
sobre el alba tu ternura ya dialéctica, termina
y en mi flora el verso induce y a mi flor la mar camina
sosteniéndose del verso, y del alba alas tempranas…
Tu cintura juega al leño, donde arde mi elocuencia,
sosteniendo la sapiencia de mi luna acantilada,
donde ciega mi incongruencia y ya la espuma desatada:
en mí arde la noche, sus palabras, pertenencia…

Y al alba el cielo admira, con gorjeo fuegos fatuos
de mirada envenenadas, cautiverio de la llama
donde árde mi voz clara, y en la sombra se derrama
la virtud de mi silencio, y el silencio de perpetuos…
En el filo de mi ala yace el filo de mi ala
donde clama la ironía en el vüelo de bengala,
donde azoga de la ruina mi constante fornitura,
ornamento de la rosa donde esgrime mi aventura…

Endrina se pasea, junto al sesgo que depara
la constancia ciega al verte, otro bien de última cara
donde el llano es el albogue de mi música temprana,
para asir tu reverencia con el ala que desgana…
Vïerte espumas de agua dulce, y dulces aguas
donde cïega la elocuencia de mi fervor, de milagro
donde sopesa tu flor, tan de flor asida en menguas
de alentar de tu fragancia, lo tendido en que consagro…

Sostenida en albor, frutos, de mi habla y de mi espera
donde hablan más mis versos, de morada primavera,
donde entablan los latidos de mi claustro de doncella
para asir de tu cabello, la caricia en tu rivera…
Más encuentra el uso, de tu testa, de mi bella
golondrina de querella que hace al fin, muda ribera
donde ciega mi apariencia, y es la voz de tu centëlla...
Continente deslumbrado, en la voz de mi Pantera…

Muerto acaso sin tu nombre, ó en tu pecho Primaveras,
donde llagas en la bruma mi destello que vertieras…