Cuando el sol lo quiera
De verdad yo no espero que regreses,
de verdad sólo quiero que me quieras,
y así, por ese amor que no pidió conquistas
y se entregó sencillamente a darnos vida y calma.
De verdad no te olvido, no podría
porque mi mejor sueño fue ser feliz contigo,
si amar es navegar yo atravesé los puertos
sin miedo ni oración mayores que estas alas
en que por ti busqué rincón y un tibio amparo.
Y sé que no me olvidas, no habrá nadie
como yo que se juegue por tu piel el alma,
que acaricie tus manos, que medie en tus olvidos
y que sepa esperar hasta que el cielo te despierte.
De verdad no hay verdad, ni leyes ni conjuro,
nada que nos devuelva donde ya no queda rumbo,
ni voz ni dirección para partir de nuevo al alba,
ni menos rendición si una palabra queda.
De verdad es de adentro que el sol nace,
la lluvia, la ciudad, sus mil atardeceres,
está sólo en nosotros el destino,
y en él mi reino di, te di mi trono.
Comprendo al palpitar que nada es nuestro,
pero que aún así la dicha existe,
la tuve junto a ti, yo la retengo
y en ella es que te doy un largo abrazo.
Recuerda recordar, no existe olvido
más que en el corazón que apaga el fuego,
no espero nada más, tan sólo canto,
las puertas se abrirán tan sólo cuando el sol lo quiera.
http://fuerteyfeliz.bligoo.cl/
01 11 14
De verdad yo no espero que regreses,
de verdad sólo quiero que me quieras,
y así, por ese amor que no pidió conquistas
y se entregó sencillamente a darnos vida y calma.
De verdad no te olvido, no podría
porque mi mejor sueño fue ser feliz contigo,
si amar es navegar yo atravesé los puertos
sin miedo ni oración mayores que estas alas
en que por ti busqué rincón y un tibio amparo.
Y sé que no me olvidas, no habrá nadie
como yo que se juegue por tu piel el alma,
que acaricie tus manos, que medie en tus olvidos
y que sepa esperar hasta que el cielo te despierte.
De verdad no hay verdad, ni leyes ni conjuro,
nada que nos devuelva donde ya no queda rumbo,
ni voz ni dirección para partir de nuevo al alba,
ni menos rendición si una palabra queda.
De verdad es de adentro que el sol nace,
la lluvia, la ciudad, sus mil atardeceres,
está sólo en nosotros el destino,
y en él mi reino di, te di mi trono.
Comprendo al palpitar que nada es nuestro,
pero que aún así la dicha existe,
la tuve junto a ti, yo la retengo
y en ella es que te doy un largo abrazo.
Recuerda recordar, no existe olvido
más que en el corazón que apaga el fuego,
no espero nada más, tan sólo canto,
las puertas se abrirán tan sólo cuando el sol lo quiera.
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