El final de mis problemas

El final de mis problemas
(Con ayuda de Pablo Neruda)

Y yo estoy alegre, alegre,
más bien de ver que es muy cierto
que entre tú y yo no hay más puerto
que a nuestro mar nos reintegre.
Ni hay ya palabra que legre,
ni hay sonrisa que me baste,
conmigo tú ya acabaste
y yo de ti ya me aparto,
y me alegro pues del parto
en que acaba este desgaste.

Allá aquel viejo poeta
que tanto cantó al amor,
yo no canto ni al dolor,
que en mi vida no es la meta.
Yo canto a lo que me reta
de ser feliz y ser pleno,
lo intenté contigo y, bueno,
la evidencia está en mi mano,
no te tengo, mas no es vano,
que me voy libre y sereno.

Y si has muerto o no, no es tema,
larga vida es mi deseo,
ningún mal en tu paseo,
ya es adiós todo dilema.
Y si callas no hay problema,
me gusta si estás ausente,
lo estuviste aun presente,
con tu mudez noche tras noche,
sin palabras ni reproche,
sin sonrisa ni expediente.

Por eso qué más rimar,
la vida se escribe sola,
tiene el mar su caracola
y el hombre su respirar.
Sólo me queda cantar
y al poeta darle gracias,
porque estuvo en mis desgracias,
porque inspira mis sentidos
y los versos dirigidos
a quien los creyó falacias.

¿Distancia entre verso y vida?
La de un abismo señores,
la de la espina y las flores,
la del vuelo y la caída.
Neruda vivió la herida,
la curó con sus poemas,
o más bien a sus dilemas
y a los del hombre dio pausa,
tal como en tu adiós encauza
el final de mis problemas.

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15 07 14