Atardecer, sin la lluvia de mi llanto, sin el toque de tu vuelo, sin la llama
sin el trágico torreón de mil adentros
en su mirada desafía los lamentos, una tinaja de verdor, de luna
sobre bermeja luz que acabe mi fortuna,
en un trágico ademán de solo aliento,
de voz enmarañada de recuerdos
de castos cielos adueñándose del vïento,
de sólo huellas que performa mi latido
en un orfebre de amor tan consumido
de rotas mechas de rubor de sólo vidrio
que se extra ponen en la llama de un olvido
de sólo llamas y virtud de sombra y diestra
la palabra de su mano en mi latido
la huella de mi contorno en su diadema…,
de sólo álgidas de plumas sólo atañen
en su confrontación con el silencio
la pluma esbelta, la llama de la tarde,
en mi navío la fortuna de mi dote
de mi risueña luz al estandarte
de perdida flor en la marea
de goce etéreo cual púrpura me llama,
al estertor que aún la flama de mi adentro
ubica un bálsamo de sol y de dinero
en el rastrero sol incierto de mi bálsamo…
De mi conífera que aún llama su invierno…
De sólo trova y de luz, mi magisterio…
Verde paloma, y sumisa concordancia
al arrebato de su impronta, espuma vacua
de mi rocín que quedo, alza la aurora
de mi mastín la flor endulza el aliciente…
…la voz perfecta de mi oro y mi compulsa
variada al fin, y de voz mi nacimiento, estrecha cauces de oro en la penumbra
cual arrebato de doncella el alma puede
la sola inmersa de mi sombra mientras cele
el solo canto de ardor en la penumbra, de aquel vate de llanto y de maleza
en su confrontación con el inmerso galanteo
de su sofisma en el álgido retrato
de su mañana que da vida tras el verso…
Tal movimiento de ardor en la penumbra
es sólo cielo de mi sueño entre deslices, que cantan oro y alabastro bajo espumas
y sólo tántalo de flores en cabestros, en sólo millas de verdores y diademas
de sólo brillo, de eficientes fortalezas
hechas de nido, y de goce en la mañana, tras el latido de penumbras y de canes
tras el sigilo de mil ascuas la promesa
es el ardor de mi descalza sutileza…
Bajo el amïanto, bajo el leño que aún separa
la sombra ya del füego y de la noche, aún sus estrellas en las sombras
no derroche, en sus diademas las quimeras donde se halla
aquella luna de diamante bajo nïeve, de sólo füego de ardor bajo el silencio
de sólo Trova en el verano, tras el nimbo
de su guirnalda de adiós bajo la espuma de mi verso.
Que aún depara, no la noche sino el mármol
de aquella austera conglomeración bajo el estío
de su lamento obstinado de amorío
en luna tal, bajo estrellas sincopadas…
De sólo bóveda de luz bajo el llamado
de sólo noche
y verdor, bajo el hastío
que de pie, entonado el amorío
hace las veces de una hebra femenina…
Que sólo añade bajo prístina vergüenza
aquella luz de contorno en su cabeza
de sólo cirio de adiós, y quien la besa
es una sombra no más nívea en su belleza…
De luz tan queda, de marmórea sutileza
árde y se galopa la ciénaga del valle,
bajo la histeria de la flama, de su talle
de su confrontación con la mirada que avasalle…
Muerte de Luna, de azor y quien pudiera
contemplarla, su estrella sostuviera
aquélla dócil, incauta la palabra
de sólo estrella ó de silencio en la mañana…
A sólo océano de trova bajo engaño
de flores y de brumas, y acicate
de dormidas auroras bajo el mate,
de sólo trovas de amor bajo belleza,
de su tarëa al ruiseñor tañe y lo besa.
Canta el océano de flores imbuidas
al sólo cirio de amor, de gentileza
bajo atenuante de ardor y fortaleza,
de sólo rüido, de plegaria y de destreza…
Asido al llanto de mi voz y mi conjuro,
cabe admirarte bajo tëa, te lo juro.
sin el trágico torreón de mil adentros
en su mirada desafía los lamentos, una tinaja de verdor, de luna
sobre bermeja luz que acabe mi fortuna,
en un trágico ademán de solo aliento,
de voz enmarañada de recuerdos
de castos cielos adueñándose del vïento,
de sólo huellas que performa mi latido
en un orfebre de amor tan consumido
de rotas mechas de rubor de sólo vidrio
que se extra ponen en la llama de un olvido
de sólo llamas y virtud de sombra y diestra
la palabra de su mano en mi latido
la huella de mi contorno en su diadema…,
de sólo álgidas de plumas sólo atañen
en su confrontación con el silencio
la pluma esbelta, la llama de la tarde,
en mi navío la fortuna de mi dote
de mi risueña luz al estandarte
de perdida flor en la marea
de goce etéreo cual púrpura me llama,
al estertor que aún la flama de mi adentro
ubica un bálsamo de sol y de dinero
en el rastrero sol incierto de mi bálsamo…
De mi conífera que aún llama su invierno…
De sólo trova y de luz, mi magisterio…
Verde paloma, y sumisa concordancia
al arrebato de su impronta, espuma vacua
de mi rocín que quedo, alza la aurora
de mi mastín la flor endulza el aliciente…
…la voz perfecta de mi oro y mi compulsa
variada al fin, y de voz mi nacimiento, estrecha cauces de oro en la penumbra
cual arrebato de doncella el alma puede
la sola inmersa de mi sombra mientras cele
el solo canto de ardor en la penumbra, de aquel vate de llanto y de maleza
en su confrontación con el inmerso galanteo
de su sofisma en el álgido retrato
de su mañana que da vida tras el verso…
Tal movimiento de ardor en la penumbra
es sólo cielo de mi sueño entre deslices, que cantan oro y alabastro bajo espumas
y sólo tántalo de flores en cabestros, en sólo millas de verdores y diademas
de sólo brillo, de eficientes fortalezas
hechas de nido, y de goce en la mañana, tras el latido de penumbras y de canes
tras el sigilo de mil ascuas la promesa
es el ardor de mi descalza sutileza…
Bajo el amïanto, bajo el leño que aún separa
la sombra ya del füego y de la noche, aún sus estrellas en las sombras
no derroche, en sus diademas las quimeras donde se halla
aquella luna de diamante bajo nïeve, de sólo füego de ardor bajo el silencio
de sólo Trova en el verano, tras el nimbo
de su guirnalda de adiós bajo la espuma de mi verso.
Que aún depara, no la noche sino el mármol
de aquella austera conglomeración bajo el estío
de su lamento obstinado de amorío
en luna tal, bajo estrellas sincopadas…
De sólo bóveda de luz bajo el llamado
de sólo noche
y verdor, bajo el hastío
que de pie, entonado el amorío
hace las veces de una hebra femenina…
Que sólo añade bajo prístina vergüenza
aquella luz de contorno en su cabeza
de sólo cirio de adiós, y quien la besa
es una sombra no más nívea en su belleza…
De luz tan queda, de marmórea sutileza
árde y se galopa la ciénaga del valle,
bajo la histeria de la flama, de su talle
de su confrontación con la mirada que avasalle…
Muerte de Luna, de azor y quien pudiera
contemplarla, su estrella sostuviera
aquélla dócil, incauta la palabra
de sólo estrella ó de silencio en la mañana…
A sólo océano de trova bajo engaño
de flores y de brumas, y acicate
de dormidas auroras bajo el mate,
de sólo trovas de amor bajo belleza,
de su tarëa al ruiseñor tañe y lo besa.
Canta el océano de flores imbuidas
al sólo cirio de amor, de gentileza
bajo atenuante de ardor y fortaleza,
de sólo rüido, de plegaria y de destreza…
Asido al llanto de mi voz y mi conjuro,
cabe admirarte bajo tëa, te lo juro.
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